El deseo de todo hincha de fútbol es ver a su equipo ganar títulos. En ese sentido, existen consagraciones que se recuerdan más que otras, ya sea por el camino recorrido o por lo emotiva que puede ser una final. Ahora bien, para el sentir de los fanáticos, no existe placer más grande que ser campeón en la cara del máximo rival. Un 2 de junio del año 2006, los hinchas de Colo Colo vivieron una jornada de ensueño.
Tras triunfar por 2-1 en la final de ida del Torneo Nacional Clausura de aquel año, los Albos cayeron por la cuenta mínima frente a la U en el compromiso de vuelta. El campeón del fútbol chileno se conocería desde los lanzamientos del tiro penal.
Si las emociones ya no eran lo suficientemente altas, los lanzamientos desde los doce pasos tendrían de todo. Tras un picotón de Candelo, Claudio Bravo tendría una reacción felina y atajaría el remate. Previamente, el golero colocolino ya había atajado un disparo de Hugo Droguett. Finalmente, Miguel Aceval anotaría el quinto y último remate, para desatar la locura de la gran mayoría del país. Una tarde histórica y llena de gloria para el equipo más prestigioso de Chile.
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