Pablo Guede dejó de ser el DT de Colo Colo durante la presente jornada después de 640 días en el mando. Amado y odiado, con defensores y detractores inclusive en el mismo plantel, el argentino no pasó desapercibido.
Llegó el 19 de julio de 2016 tras la salida de José Luis Sierra, que días antes había sido ratificado por Aníbal Mosa. En los primeros partidos no logró los resultados, pero el hincha, en buena porción, le tenía paciencia por el cambio que presentaba Colo Colo en su forma de juego y tras haber criticado hasta el cansancio al Coto por “fome”.
No obstante, los triunfos no llegaban y estuvo tambaleando. Así llegó a su primer clásico en el Monumental, con el invicto en peligro, pero supo sacarlo adelante en lo que se convertiría su especialidad: vencer a los archirrivales.
El cambio a la línea de tres en el fondo le dio solidez y consiguió quizás su mejor versión ganando la Copa Chile 2016, donde obtuvo un cupo a la Copa Libertadores 2017. No obstante, la salida de Martín Rodríguez, a quien reconvirtió en un volante por izquierda y fue el mejor jugador de ese semestre junto a Esteban Paredes, se le convirtió en un problema sin solución.
Con Botafogo, en la fase previa de la Copa, perdió 2-1 en la ida y en la vuelta ganaba 1-0 hasta bien entrado el encuentro, con lo que avanzaba. Pero vino el mazazo de Rodrigo Pimpao dejando una herida que nunca terminó de cerrar.
En el Clausura 2017 se escapó varios puntos en la cima, pero comenzó a enredarse con empates evitables hasta que terminó perdiendo el título ni más ni menos que a manos de la U. de Chile de un Ángel Guillermo Hoyos que llegaba a intentar a hacer algo tras el desastre de Sebastián Beccacece. Ahí, algo se rompió con gran parte de los hinchas.
Cuestionado por lo mismo llegó al Transición, pero primero tenía la Supercopa. “¿Tú crees que mi situación sería sostenible si pierdo ese partido con Católica?”, manifestó en su momento el entrenador. Pero lo ganó y bien: 4-1 y un nuevo título para salvar el puesto luego de haber renunciado por primera vez semanas antes luego de perder por idéntico marcador ante Deportes La Serena en el arranque de la Copa Chile.
Ese torneo no partió bien. Pero tras el empate con Iquique en Alto Hospicio, donde hinchas colgaron lienzos en su contra en los edificios aledaños, se produjo el cambio. El Cacique ganó todos los partidos que vinieron, salvo la derrota con el escándalo con César Deischler y Patricio Polic contra Temuco, y se tituló como el monarca de la Primera División obteniendo el ansiado boleto a la revancha directa: la fase de grupos de la Copa Libertadores 2018.
El nuevo año arrancó con renovación de contrato hasta fines de 2019 y una nueva Supercopa, esta vez ante Wanderers. Pero más allá de los resultados locales, lo que marcó su último período fue la Copa Libertadores: derrota como local con Atlético Nacional, empate positivo con Bolívar en La Paz y bochorno inexcusable con Delfín, que obtuvo el primer triunfo internacional de su historia en el estadio Monumental. Ese día, el hincha no perdonó a Guede y exigió a gritos su salida. El argentino renunció por segunda vez, pero fue detenido por los jugadores… Hasta ahora.
Un Campeonato Nacional, una Copa Chile que no se obtenía hace 20 años, dos Supercopa, invicto en 11 clásicos jugados con nueve triunfos y sólo dos empates son los números favorables a Pablo Guede en Colo Colo. Por contrapartida, los problemas evitables con rivales que parecían menores en el papel y, sobre todo, el incuestionable fracaso en la Copa Libertadores en cinco partidos disputados terminaron por gatillar su dimisión, que tuvo su empujón final con la salida de Aníbal Mosa de la presidencia de Balnco y Negro a manos de un plan urdido por Leonidas Vial.