Iván Morales y la importancia del cuidado integral del futbolista
Hernán González Guzmán
Abogado y gestor deportivo
En los tiempos que corren parece una eternidad, pero no es sino hace unos meses que Colo Colo disputaba en Talca el partido más importante de su historia deportiva, logrando mantenerse en la primera categoría en partido definitorio. Es cierto, el año 2020 fue para el plantel un mal año y los por entonces criticados hoy gozan de un presente fructífero como el caso Gabriel Suazo, Gabriel Costa, Bryan Cortés. Pero el caso paradigmático es el de Iván Morales; delantero de jóvenes 21 años quien, al igual que la institución que lo formó, no hizo noticias solo por su rendimiento deportivo. El día 25 de enero de 2021 el diario La Tercera dedicaba una nota especial para hablar de las indisciplinas de Iván a partir de la denuncia de sus vecinos sobre fiestas y fuegos artificiales desde su departamento en plena pandemia. Pero esta vez la decisión de Blanco y Negro fue distinta.
Esta vez se optó por blindar al jugador y acogerlo en la Casa Alba, edificio del Estadio Monumental para recibir a los jóvenes proyectos del club que vienen de fuera de Santiago o con situaciones de vulnerabilidad especial. La decisión adoptada por la concesionaria del club en conjunto con el jugador parece clave hoy en el rendimiento del jugador quien es hoy el goleador del equipo y pieza clave en el esquema de Quinteros. Se dejó de lado entonces la común practica de marginar, cortar, bajar de categoría al jugador y se optó por arroparlo con el cariño y contención que todos necesitan, pero con la dureza propia y necesaria en el castigo también necesario para formar a los jóvenes talentos.
No es primera y tampoco será la última vez que jóvenes talentos del club se ven enfrentados a situaciones de indisciplina porque, contrario a lo que algunos creen, son jóvenes y tienen derecho a aprender de sus errores. Ojalá que Blanco y Negro haya sacado una importante lección de estos hechos. Acompañar, guiar y cuidar, la mano dura desde el cariño con los formados, el no desprenderse del problema si no que tomar partido en el mismo les ha traído frutos. Es que el fútbol, como dicen algunos, es un estado de animo y se puede trabajar. El cuidado integral del futbolista es clave y fundamental en su rendimiento, cuidar no solo el entrenamiento, también lo que ocurre en su entorno es clave para el rendimiento deportivo, pero también para el rendimiento institucional y forma parte de la formación que los clubes deben entregarle a sus jugadores y deportistas.
Esta política adoptada por Blanco y Negro debiese ser la política para adoptar por las instituciones deportivas, y por todos quienes trabajan en la educación de personas, no abandonar en la indisciplina y no castigar por castigar. Si solo se baja de categoría al jugador con el reproche ¿cómo esperamos que cambie su conducta? Es cierto, hay que sancionar, pero hay que educar también. Siempre habrá casos más extremos, pero no puede ser esta la primera opción, así como no se puede bajar al jugador en señal de castigo sin abrir con él, o ella, la conversación pertinente que muestre motivos, caminos y formas de salir de dicha indisciplina.