Agustín Orión: Tenía un partido relativamente tranquilo en el primer tiempo hasta que se desarmó toda la estantería. Por más responsabilidad o no que tenga en los goles, para un arquero nunca será una buena tarde si le clavan cuatro.
Gonzalo Fierro: Fue fiel reflejo del dramático cambio de Colo Colo de un tiempo a otro cuando el CDA ajustó las piezas. En los primeros 45 pasó bien, sacó el centro a Barrios cuando perdió un gol imposible, provocó la falta del primer gol, tuvo dos cierres buenos a Felipe Flores y otro cerrando el primer tiempo de gran factura. Pero en el complemento desapareció. Le cambiaron a Eduard Bello para esa banda y el venezolano hizo lo que quiso. Cerró tarde en los tres goles del complemento de la visita.
Matías Zaldivia: Bravo para marcar el gol pese a la polémica y de primer tiempo correcto pese al penal sobre Marco Collao. En el segundo tiempo perdió todas las referencias de marca. Ciampichetti le cabecea a la espalda en el tercero y no se dio ni cuenta.
Juan Manuel Insaurralde: Salió a cualquier cosa a buscar a Ciampichetti tras un lateral muy lejos del área en el segundo gol de Antofagasta y ahí comienza todo el desbarajuste de un equipo que no hace bien las basculaciones, que no toman los relevos cuando sale uno del fondo. Después fue presa del desorden total.
Óscar Opazo: En el primer tiempo no pasó mucho porque estuvo preocupado de neutralizar a Eduard Bello y, en buena medida, lo logró. Pero el venezolano, antes de ser cambiado de banda, le estaba empezando a ganar y lo sacaron.
Esteban Pavez: En la jugada del tercer gol llegó tarde y vio como Flores sacó el centro con toda calma para el cabezazo de Ciampichetti. Hizo agua con los pelotazos largos en el complemento que buscaron siempre la banda derecha del ataque del CDA.
Claudio Baeza: Tomó bien a Collao, que no tuvo trascendencia salvo en la jugada del penal. No alcanzó a estar presente en el descalabro, puesto que salió por el desgaste de la semana.
César Pinares: Un buen tiro libre para el gol de Iván Morales y el empeño no basta. Lamentablemente, una vez más deja la sensación de devolver la camiseta de titular cuando se la pasan. Y a estas alturas, no parece haber un retorno.
Jaime Valdés: Al igual que Fierro fue el reflejo de cómo se desarmó todo de un tiempo a otro. En los primeros 45 estuvo activo, metió pelotas interesantes sobre todo para que el 11 sacara centros, participó en dos goles. En el complemento se fundió a tal punto que casi siempre le entregó la pelota a un rival cuando Colo Colo entraba en el descalabro.
Iván Morales: Quizás la única buena noticia de una jornada aciaga es que si bien desapareció en el segundo tiempo como todo el equipo, al menos volvió al gol y demostró la explosión que alguna vez insinuó allá por 2016. Buenas irrupciones por izquierda, buen gol y bien buscando el segundo. Eso sí, en el complemento no ayudó nunca a marcar a Damián Pérez y por esa banda se metieron todo el rato. No siente ese labor, menos con un partido gastado.
Lucas Barrios: Ha sido de lo mejor de Colo Colo en los últimos dos partidos de Copa, donde si bien se perdió demostró estar a la altura. Por contrapartida, por el Campeonato Nacional parece que el arco se le pierde. Si bien se enganchó de manera constante y buscó combinar, falló dos goles cantados, siendo el más grosero el cabezazo cuando el partido estaba 0-0. Desconcertante su contraste entre un torneo y otro.
(53’) Carlos Carmona: Recuperó una pelota donde se generó una de las dos que tuvo Colo Colo en el segundo tiempo, cuando Lucas Barrios desvió por izquierda. De ahí en más, vio como pasaban los pelotazos profundos hacia el sector derecho del ataque de Antofagasta de manera constante y no retrocedía a tiempo para ayudar a cerrar.
(69’) Damián Pérez: Fue un auténtico pasadizo. Ameli cargó por ahí a Jason Flores y Augusto Barrios en el segundo tiempo e hicieron lo que quisieron con el argentino, que no tuvo ningún tipo de ayuda en la marca, además.
(77’) Nicolás Maturana: Su ingreso fue casi como un avemaría, a ver si salía algo a la contra. Poco iba a hacer y poco hizo.
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DT Héctor Tapia: Lamentablemente, una vez más el equipo deja la sensación de que lo bueno o lo malo pasa exclusivamente por la iluminación o el desconcierto de los jugadores. No tuvo respuestas ante Javier Torrente, no tuvo respuestas ante Luiz Felipe Scolari y no tuvo respuestas ante Gerardo Ameli pese a ir ganando el partido con relativa comodidad. El DT del CDA le cambió a Eduard Bello a la banda de Fierro, dobló a Damián Pérez con Jason Flores y Augusto Barrios y Colo Colo no hizo nunca más un movimiento defensivo de manera correcta y coordinada. Las famosas basculaciones en el fútbol, donde si uno de atrás sale, el siguiente cubre su lugar y así. El equipo no se mueve de manera coordinada cuando le abren la cancha. Si bien se clasificó en la Libertadores, van cuatro derrotas seguidas y Colo Colo ha recibido 12 goles en esos cuatro partidos, donde ha sido superado tácticamente por todos sus adversarios. El golpe de hoy puede ser muy duro para sus propias aspiraciones, las cuales parece que le preocupan demasiado al poner todos los huevos en la canasta de la Copa para quedar con serio riesgo de quedarse sin pan ni pedazo en septiembre. Un cambio de técnico supone una mejoría y un entrenador debe tener a la mayor cantidad de su plantel cerca de lo mejor de sus posibilidades, pero Colo Colo cada vez está más supeditado a la gambeta de Valdivia, al gol de Paredes o que a Barrios ande afinado. Va en franco retroceso y el equipo está peor que como lo recibió después del triunfo con Temuco, siendo que la campaña ahí ya era regular. ¿Lo salvan los cuartos de la Copa? Se verá, pero a priori colgarse de un par de resultados no es lo que debería corresponder para evaluar el trabajo íntegro de un entrenador.
Foto: Guille Salazar