Se cumplieron 20 años de la obtención de la estrella número 22 en la historia de Colo Colo, una muy recordada por la forma y por cómo ese equipo de Gustavo Benítez supo deslumbrar.
Dos décadas después, el legado de ese equipo que comenzó a formarse en 1995 aún perdura, con un claro ejemplo de cómo fortalecerse con refuerzos de calidad y con cadetes que fueron un aporte al plantel de honor o a la Primera División de Chile en otros equipos.
En el primer ítem, aparecieron futbolistas como Héctor Tapia, David Henríquez, Pablo Contreras, Francisco Arrué, Nicolás Córdova, Manuel Neira, Frank Lobos, Luis Mena, Sebastián González y muchos otros que fueron un indiscutible aporte.
De igual manera, también estuvieron los que quizás no despuntaron en Colo Colo, pero sí lo hicieron en Primera como Felipe Núñez, Álvaro Sarabia, Manuel Villalobos o Rodrigo Sanhueza, por contar algunos.
Qué decir de los referentes, con el regreso de Marcelo Barticciotto en 1996, la llegada de Marcelo Espina un año antes y tipos de la talla de Francisco Rojas, Marcelo Ramírez, José Luis Sierra, Pedro Reyes, Émerson Pereira, Juan Carlos González, Ivo Basay, Claudio Arbiza y Fernando Vergara.
Pero además de que casi todos hicieron del fútbol su vida, una vez retirados muchos de ellos se convirtieron en directores técnicos. Claro ejemplo son Marcelo Ramírez, Marcelo Espina (hoy gerente), Héctor Tapia, Pedro Reyes, Émerson Pereira, Marcelo Barticciotto, Francisco Arrué, Nicolás Córdova, Mario Salas, Ivo Basay y Luis Mena, el caso más reciente.
Un equipazo con todas sus letras que logró trascender en el tiempo y que, quizás, sólo le faltó coronar con otra Libertadores como bien pudo hacerlo en 1997.