La final de la Copa Libertadores terminó en bochorno. Tras toda la historia sabida, River Plate y Boca Juniors jugarán el 9 de diciembre en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, España. Así nomás.

Ante esto, el Club Social y Deportivo Colo Colo no quedó ajeno y, a través de su presidente electo, Edmundo Valladares, manifestó su molestia por la decisión de la Conmebol.

“Entendemos el fútbol sudamericano como una expresión viva de nuestros pueblos, con sus virtudes y sus defectos. Con su pasión desbordante e incomparable a cualquier otro lugar del mundo, pero también con los desbordes de dicha pasión que han alcanzado ribetes trágicos –sobran los ejemplos-. Y por cierto con su precariedad en lo organizativo, que nos dice mucho de la mediocridad de nuestras clases dirigentes, reflejada hoy con inigualable claridad en la vergüenza de no ser capaces de organizar un partido de fútbol que además ni siquiera tiene hinchas visitantes”, manifestó el futuro mandamás a El Gráfico Chile.

“Estas precariedades y desbordes no sorprenden en Sudamérica, son tan viejas como la misma Copa Libertadores. Quizás por eso, porque ya nos acostumbramos tanto a ellas, es que no fuimos capaces de visualizar a tiempo lo que se venía. Ya desde antes de estos hechos se había aprobado comenzar a implementar la final a partido único en las copas internacionales de Conmebol a partir del año 2019, barajándose incluso en su momento la ciudad de Miami, aunque finalmente optándose por Santiago. Una decisión que abre un nuevo y válido nicho de negocios a agencias de turismo y aerolíneas que desde ya se soban las manos. Mal puede extrañar entonces la posibilidad de que se juegue fuera de la región, una chance que ronda desde hace mucho por la cabeza de los mandamases del fútbol sudamerican”, profundizó.

Asimismo, Valladares recalcó que “ya es una cruel ironía del destino que la final de una copa cuyo nombre rinde homenaje a los soldados de las guerras de Independencia que liberaron a los países sudamericanos de la colonización española se juegue ni más ni menos que en Madrid, capital de España. Pero más allá de este insultante simbolismo, el hecho más lamentable es abrir definitivamente la puerta a que las definiciones se jueguen para siempre lejos de Sudamérica. Si ya la final única en estadio predefinido aleja a los hinchas de poder ver las finales en sus propios estadios –a menos que por coincidencia fuese justo el recinto de algún finalista-, hoy se lleva un espectáculo que es nuestro a tierras ajenas”.

Finalmente, expresó que “ya nos han llevado a nuestros mejores jugadores y técnicos, nos han copiado nuestros torneos, y ahora se llevan el único orgullo que nos quedaba: la hermosa Copa Libertadores de América. Y de paso, se condena a la gran mayoría de hinchas sudamericanos a no poder ver a su equipo, a quienes ya desde hace años también veníamos condenando a no poder tampoco seguirlo por televisión salvo que sea a través de transmisiones pagadas. Esta final de Copa Libertadores resulta en definitiva un nuevo paso en favor de la mercantilización y elitización del fútbol, desconociendo el histórico e innegable arraigo popular de este deporte en nuestro continente, y confirmando que el respeto a la identidad y a los socios e hinchas, se terminó de perder definitivamente”.