Agustín Orión: Sólido cuando le tocó responder y en empujar al equipo con su carácter. Poco qué hacer en el gol de Temuco.

Óscar Opazo: Con su acostumbrada velocidad y proyección, fue uno de los valores albos rescatables, al menos en el primer tiempo. En el segundo lapso fue víctima del paulatino repliegue del equipo.

Matías Zaldivia: Uno de los mejores, sin duda alguna. Temuco intentó muchísimo por arriba y casi siempre venció. Suple algunos ripios de disciplina táctica con gran voluntad y entrega.

Julio Barroso: Su primer partido en mucho tiempo, y lo sufrió, particularmente por las condiciones de la cancha y sobre todo por el despliegue físico de Matías Donoso. Palabras aparte para el gol de Temuco, donde el propio Donoso le gana con tal suficiencia que cabe preguntarse si era el partido idóneo para el retorno del Almirante.

Damián Pérez: Otro que sufrió mucho el partido. Tuvo una excelente incursión arriba en el primer lapso que terminó con un casi gol de Paredes –más allá del foul que cobró Gamboa–, pero en el segundo lapso se vio muy desbordado por la velocidad de Farfán y la falta de apoyo que tuvo en ese costado.

Carlos Carmona: Buen primer tiempo, cubriendo gran parte del campo de juego atendidas las características de los otros volantes, menos proclives a la marca. En el segundo lapso se vio sobrepasado y tuvo un par de encontrones que pudieron terminar peor. Reemplazado con una amarilla que podía pasar a mayores.

Gonzalo Fierro: Un remate al centro del arco en el primer tiempo, un par de centros y poco más. Es evidente que no tiene el despliegue de antes y es legítimo cuestionarse si era la mejor opción considerando las características del encuentro en Temuco, muy físico y con cancha pesada.

César Pinares: De lo más rescatable que ha hecho en este año en Colo Colo. Voluntarioso en el primer tiempo, fue el único agente ofensivo del equipo en el segundo lapso con dos llegadas claras, un palo y un remate que se le fue muy al centro y contuvo de buena forma Gamonal. Pero no logra desequilibrar. Ha tenido una mala suerte feroz este año.

Jorge Valdivia: Sin la brillantez del partido anterior, pero con el desequilibrio que acostumbra a exhibir. Uno puede entender su salida tan prematura por el afán de cuidarlo para el partido del miércoles, pero no se le veía cansado y el equipo demostraba necesitarlo, como expresivamente lo demostró Paredes. Prueba de ello fue que Colo Colo llegó muy poco en el segundo tiempo.

José Matías Aguilera: Con voluntad, pero extraviado. Hay jugadores respecto de los cuales la libertad para recorrer todo el frente del ataque los beneficia, pero quizás los más jóvenes requieran ser ubicados en posiciones un poco más fijas. No trascendió.

Esteban Paredes: Perjudicado por el desgaste provocado por las condiciones de la cancha, estuvo poco fino y con poca chispa. Pese a ello, tuvo un par de chances claras, el cabezazo (con Riquero) que le sacó Gamonal y un zurdazo que pasó cerca. En el segundo lapso bajó como todo el equipo, aunque se extraña que Colo Colo pueda encontrar vías al gol distintas. Quedará en el recuerdo su molestia con la salida de Valdivia y su rostro ensangrentado.

(64’) Jaime Valdés: Como tiende a jugar más atrás que Valdivia, su ingreso contribuyó a que Colo Colo se empezara a parar más atrás. No logró conectar al equipo.

(69’) Claudio Baeza: Costó entender lo que buscó Tapia con su ingreso. El equipo se estaba ahogando, retrasándose, y con el cambio por Aguilera, Colo Colo se reclinó aun más.

(84’) Bryan Carvallo: No es su culpa que el cuerpo técnico haya creído que sus características –de jugador liviano, ágil y encarador con espacios– hayan sido las idóneas para intentar revertir un marcador y un trámite adverso, con una cancha pesada y con primacía del físico más que del buen pie. Lo cierto es que mientras todos hablaban inglés, Carvallo parecía hablar en arameo.

DT Héctor Tapia: Tomó varias decisiones que terminaron siendo erróneas. Temuco es un equipo de muy buen juego aéreo –si no, que lo diga San Lorenzo–, y haber mandado al banco al que, precisamente, debe ser el central con mejor juego aéreo del equipo, pareció una insensatez, tan es así que finalmente en ese sector es donde Colo Colo terminó perdiendo el encuentro. Tampoco se entendió mucho la titularidad de Fierro en las circunstancias de desgaste que provocarían la cancha y el clima. Qué decir de los cambios en el segundo lapso, que fueron un factor que consolidó el dominio que esbozaba Temuco y que llevaron al equipo muy atrás. Pero a la larga, lo más preocupante tiene que ver con las sensaciones que genera el equipo, pues no se advierten respuestas tácticas cuando las figuras no estén iluminadas, y con mayor razón cuando Colo Colo queda en desventaja.