Diego Rubio se sentó en la sala de prensa del Monumental con la misma personalidad con la que entra a la cancha. “Los más grandes me enseñan cosas, movimientos y yo trato de ir aprendiendo todo lo posible para seguir mejorando. No le dije a nadie que entraría, cuando me enteré que iba a ser titular me sorprendió mucho y sólo quería hacerlo bien”, dijo de entrada asegurando que se lo tomó “con una ansiedad increíble de hacer goles y de hacer lo mejor para el equipo”.

Al ser consultado por los aplausos que se llevó, se mostró “feliz por la hinchada. Iba medio enojado por el calambre solamente, que nuevamente me molestó. Uno siempre sueña con hacer goles, más un delantero, pero estos cinco goles me llegaron de imprevisto. Falta todavía, hay que pensar en Católica pero si me toca quiero hacerlo lo mejor posible”.

Luego un periodista le dijo que batió el récord de “Chamaco” Valdés de ser el debutante con mayor cantidad de goles en tan poco tiempo (cinco en tres partidos). Con cara de sorpresa mayor, Rubio se limitó a decir “¿en serio?” y quedarse mudo con cara de gratitud.

Al cerrar, manifestó que “siempre fui colocolino, de chiquitito. Siempre me han protegido, mis compañeros me han ayudado mucho. No me voy a agrandar”. Que así sea.