A dos cuadras del metro El Llano, en la comuna de San Miguel, se encuentra el pequeño taller de tornería en madera del “Chico Rigo”, maestro chileno que guarda una historia poco conocida en nuestro país y en el continente: es el diseñador de la base oficial de la Copa Libertadores y la Copa América.
DaleAlbo acudió a su lugar de trabajo para conocer la historia de Rigoberto Villablanca, trabajador solitario de 71 años que en su taller no presume cuadros de los trofeos más importantes del fútbol sudamericano, sino que sólo dos fotografías de él trabajando en sus tornos.
¿Hace cuánto tiempo se dedica a la tornería?
—Empecé a los 16 años y ya tengo 71. Yo soy de Villarrica y de allá me vine a Santiago en el 80′. Y aquí empecé a trabajar, a trabajar, apatronado. Y así fui aprendiendo más, más y más. Estas bases no las hace nadie más, así que cuando me muera, no sé qué van a hacer los de la empresa. Yo tengo que hacerle lo más difícil, lo más fácil lo mandan a hacer a otro lado. No tienen la experiencia que tengo yo de tantos años. Si una vez me enoje y los mandé…. recorrieron todo Santiago. Entre tres no fueron capaces de hacerlo. Y volvieron.
En su taller ya tiene moldes en la madera peruana cumala para cortar y comenzar a diseñar la base de la Copa América, la que se disputará entre junio y julio en Estados Unidos. Planos con medidas exactas tiene en el mesón para comenzar a trabajar, pero a su propio ritmo, ya que a su edad no trabaja a presión por dolores en su espalda al estar todo el día de pie, además de problemas en los riñones. Cuenta que trabaja sin ayudante por motivos económicos, y porque no tiene paciencia para enseñar su conocimiento.
¿Cómo llegó la Conmebol al taller de Rigoberto Villablanca para diseñar los trofeos?
Con toda su experiencia en el oficio de la tornería en madera, fue cerca del 2011 cuando comenzó a trabajar con una empresa chilena que colabora con la Conmebol, la cual se encarga de las placas metálicas y la parte superior del trofeo. Aclara también que él sólo hace la base de madera de la Libertadores y Copa América, ya que por ejemplo la Libertadores Femenina o Sub 20 se diseñan en otras partes, al ser más pequeñas.
¿Cómo lo contactaron a usted?
—Buscando nomás, pues yo antes trabajaba allá en la avenida Matta, en Santiaguillo, ahí tenía mi taller. Y llegó un hombre. La empresa me encontró, yo no los busqué. Recorrían, recorrían y no pillaban a nadie. Y un día, estaba lloviendo, llegó y me dijo “Rigo, quiero una base para mañana”. Estás loco le dije yo, la cola ahí con la humedad se demora en secar. Y al otro día no vine a trabajar para no hacerlo, y fueron a buscar maestros. Después llegó igual allá, todo porque soy el mejor.
Revela que en los próximos días debe entregar nueve bases: tres de la Libertadores y seis de la Copa América. Consultado por el motivo de tantos trofeos, siendo que se entrega sólo uno al país o equipo campeón, revela que es por razones comerciales: “Las venden allá los de la Conmebol a los mismos jugadores, que quieren tener el recuerdo que la ganaron“.
El trabajo riguroso del maestro tornero “Chico Rigo”
Si bien lleva 55 años dedicado a la tornería en madera, cuenta Rigoberto que es algo que lo satisface, ya que lo aprendió gracias a su padre, que le fabricaba trompos cuando niño: “A mí me gusta trabajar. Yo soy del sur, y me acuerdo que allá empezábamos a las seis de la mañana a trabajar. Había otro cabro que era rápido igual que yo, y echábamos carrera para ver quién terminaba primero. No se paraba a almorzar, y yo tampoco. Cuando daba mucha hambre, paraba la máquina y me iba a almorzar pero un ratito nomás. Luego al tiro a trabajar”.
Para diseñar los trofeos, es el propio Rigoberto quien acude a comprar las maderas, para verificar que estén en perfecto estado. Confiesa que una vez que tiene los materiales, se demora pocos días en terminar la base, ya que lo que más tiempo toma es pegar las argollas porque debe esperar a que el pegamento se seque. Pero no solamente vive de las Copas Américas y las Copas Libertadores.
¿Qué otros objetos fabrica en su taller?
—Yo tengo clientes, y me dicen “Chico Rigo” mañana nos juntamos. Hago las bases para las gaviotas chiquititas de Viña, las miniaturas. En el año, hacemos más de dos mil, y con ese cabro llevamos trabajando caleta de años. Como es joyero, hace la parte metálica y le quedan bonitas, y como en el festival la gente va a Viña, la ve y la compra. La oficial la hace otra empresa sí, porque ya está contratada, pero este cabro hace todas las chicas.
Tanto en el fútbol como en el festival de Viña del Mar está el laburo artesanal de Rigoberto Villablanca, trabajador que se mantiene en el oficio de la tornería diseñando importantes objetos en un pequeño taller de Arcadia #1209, San Miguel.