Francisco Prieto: No fue un buen partido. Al menos tiene cierta responsabilidad en dos de los goles de Sebastián Sáez, donde toca el balón y pudo hacer algo más. En el de Felipe Mora quizás pudo tomar una decisión antes ya que el balón pasó por área chica. Cuando no anda la defensa, a veces se complica.
José Pedro Fuenzalida: Partió bien pero luego sucumbió ante los constantes cambios de lado de Marco Medel con David Drocco. Audax se aburrió de tirar centros y pasó porque los laterales no pudieron marcar de manera adecuada.
Christian Vilches: Quizás el más rescatable del fondo. Ordenó, reventó cuando fue necesario y por momentos se vio jugando solo cuando se llovía el rancho. Es pieza fundamental.
Luis Mena: Bajo partido del capitán gatillado, principalmente, porque quedó muchas veces mano a mano y no tiene mucha velocidad. Terminó bien expulsado en lo que pudo ser el fin pero, paradójicamente, fue el punto de reacción.
Juan Guillermo Domínguez: Partió muy bien, se entendió bien con Mathías Vidangossy y marcó de manera correcta. Tras el 3-2 hizo agua, no pudo contener los embates y desdoblamientos de los volantes de Audax que lanzaron muchos envíos al área desde su sector. Todos los aspectos de la defensa pasaron mucho por un tema sicológico, porque nunca antes se habían visto tan permeables como en ese fatídico segundo tiempo.
Rafael Caroca: En el trabajo de marca en el primer tiempo estuvo bien. Se metió entre los centrales, punteó balones y correteó. Pero luego da la impresión que se asustó, cayó en la confusión total y los volantes rivales le tomaron la mano, por lo que comenzaron a enfrentar a los centrales absolutamente enteros, sin nadie que les saliera al paso. En la construcción, que no es lo suyo, es donde más se sintió la ausencia de Fernando De La Fuente. De todas formas, cargarle la mano sólo a él cuando prácticamente todos hicieron agua en el complemento, es injusto.
Rodrigo Millar: En la primera etapa tomó el balón y Colo Colo comenzó a jugar. Entró marcando un excelente gol apareciendo por sorpresa y junto con Fierro propició el segundo. De ahí en más, extrañó a De La Fuente porque nadie lo ayudó en la generación.
Gonzalo Fierro: Buen primer tiempo, correcto inicio del segundo inventando la jugada para el 2-1 pero luego, ante lo mal que corrió la cancha Colo Colo producto del desconcierto, se tendió a centralizar y lo hizo mal, lo mismo que Mathías Vidangossy que terminó reemplazado.
Mathías Vidangossy: Lo dicho. Comenzó bien, muy movedizo, tuvo un golazo que se fabricó solo pero luego tendió a irse al centro ante los vacíos que se generaban en la zona de contención. De ahí para arriba, desapareció.
Carlos Muñoz: Muy participativo en el primer tiempo, se enganchó con criterio, hasta se disfrazó de habilitador y trianguló bien. En los momentos de desesperación pasó a ser un volante que trataba de cubrir algo mientras la casa se llovía por todos lados.
Felipe Flores: Desenchufado, tomó malas decisiones cuando quedó en el área de Alejandro Sánchez y se notó que no estaba en su día. Pudo salir reemplazado antes.
(57″) Mauro Olivi: El héroe de la jornada. Entró en el momento en que Colo Colo se comenzaba a llenar de dudas, en el 2-2, tuvo que tratar de tapar los hoyos de la gotera y en la primera de fútbol que realizó el equipo en medio de la debacle, definió con un aplomo impresionante. Antes de su primer tanto, hubo varios toques y aprovechó el oasis. Su contra en los descuentos con un carrerón para caer fulminado y tomando una excelente decisión cuando las piernas flaqueaban hacen justificar, por fin, la confianza que tuvo en él siempre Omar Labruna.
(84″) Leandro Delgado: Entró a poblar la zona defensiva y al “saque si quiere clasificar”. No da para mucho análisis.
(90″+3) Bruno Romo: No alcanzó a tocar el balón.
DT Omar Labruna: Sin duda, y tras escucharlo desahogándose en conferencia, que lo de su accidente afectó. Y hay que ver hasta qué punto eso se traspasó al equipo. Cuando en una tormenta se ve al capitán bloqueado por algo, aunque nadie quiera pesa en la tripulación. Cometió un error y es bueno que lo haya reconocido. El planteamiento iba correcto hasta el 2-2, donde se perdió la tenencia de balón pero el equipo no estaba mal parado. De ahí en más todo fue un descalabro. Ahora a dormir con calma, sin el peso de una tontera sobre los hombros. El principio de los vicios es la negación, así como el admitir los yerros sirve para respirar más profundamente. Su duro mea culpa y autocrítica deberían terminar con una semana donde la presión pudo haber hecho estallar estos seis meses… Y no pasó, como sí ocurrió en un sinnúmero de ocasiones durante los últimos dos años. Que sirva.