Gonzalo Fierro dejó de ser jugador de Colo Colo y no podrá cumplir su sueño de retirarse con la camiseta de sus amores. Pero pese a la pena del momento, lo que quedará será su legado con la camiseta del más grande.

Llegó a Colo Colo siendo un niño y cumpliendo el sueño de su querida abuela, gran hincha del Popular. Debutó ante Cobrela con ella muy enferma el año 2002 reemplazando, cosas de la vida, a Marcelo Espina, hoy gerente deportivo que le tuvo que comunicar que no seguía.

De ahí en más, vivió de todo. Fue campeón en la quiebra, estuvo al borde del retiro por un desprendimiento de retina, dio la vuelta al destino y se transformó en inamovible en el Colo Colo tetracampeón de Claudio Borghi.

Casi firmó en Boca Juniors con el Bichi, hasta entrenó, pero no lo aceptaron, según la dirigencia Xeneize, por no pasar los exámenes médicos. Así llegó a Flamengo, donde sumó otra vuelta olímpica en la, hasta ahora, única otra camiseta que vistió además de la de Colo Colo.

En 2012 retorna a casa y, tras el retiro de Lucho Mena, toma la jineta de capitán donde lució motivos mapuche dado su segundo apellido, Caniullán. Ahí sumó tres Campeonatos Nacionales más, dos Supercopa y una Copa Chile para un total de 11 títulos con el Popular, uno de los más campeones de la historia.

Además, el Joven Pistolero, nombrado así por Claudio Palma cuando compartía como delantero con Felipe Flores, marcó 106 goles con la camiseta de Colo Colo, lo que lo convierte en el séptimo artillero histórico del Cacique.

¡Éxito en todo, Gonza!