Es sin duda, uno de los futbolistas más importantes en la historia del fútbol chileno, centrocampista goleador y uno de los máximos ídolos de Colo Colo. Persona humilde, solidaria del que muchas generaciones seguirán hablando.
Jugador sinónimo de buen fútbol, ambidiestro, goleador, de excelente dominio del balón, habilitador con gran precisión y de notables pases profundos, era talento puro y dos veces mundialista. Su legado es incuestionable.
Defendió la camiseta del Cacique en tres períodos. Debutó profesionalmente en un partido ante Cerro Porteño en 1961, ingresando por Bernardo Bello y la primera pelota que tocó fue para convertir un gol, ganando la primera de muchas ovaciones.
Pese a ser volante, es el segundo máximo artillero en la historia del fútbol chileno con 215 goles, sólo detrás de Esteban Paredes. Es también el segundo mayor anotador en Copa Libertadores (20) también escoltando al Tanque.
Fue el cerebro y futbolista más destacado junto a Carlos Caszely en el mítico plantel de 1973 que fue subcampeón de América. Con los albos ganó tres títulos en sus tres períodos defendiendo el escudo del Popular.
Ofertas para dejar el país no le faltaron, pudo haber desplegado su calidad en ligas más poderosas, pero su corazón lo mantuvo en Chile.
Su calidad humana era aún más grande que su talento con el balón. En plena dictadura militar se enteró que los futbolistas Hugo Lepe y Mario Moreno estaban detenidos, por lo que fue personalmente a hablarle a Augusto Pinochet. En años donde atreverse era difícil, le exigió que si no los sacaba el sería el peor enemigo de su gobierno. Ambos jugadores fueron puestos en libertad.
Incluso, existen versiones de que tuvo el mismo gesto con muchos socios y dirigentes de Colo Colo. Fue un opositor al régimen de Pinochet y muy solidario con los que él consideraba camaradas de su misma causa.
Tras su retiro dedicó su vida a la formación de nuevas generaciones de jugadores, entre ellos su sobrino, Sebastián Chamagol González. Era especialmente atento con aquellos que eran de escasos recursos, posiblemente porque les recordaba sus inicios.
Fue encontrado sin vida el 10 de agosto de 2009, producto de un infarto agudo al miocardio a los 66 años de edad.
Falleció en medio de la peor de las ingratitudes por parte del club al que le dio tanto. Jamás recibió un homenaje en vida, incluso presentó una propuesta a Blanco y Negro, pero la secretaria que le atendió no sabía quién era y Gabriel Ruiz-Tagle, presidente de ese entonces, jamás le devolvió el llamado.
“La niña me atendió muy bien, lo que me llamó mucho la atención, Pensé que por fin en Colo Colo había un cambio en el trato hacia un exjugador del club”, contaba Chamaco en una entrevista.
Pero su sorpresa vendría unos segundos después “¿Y de qué empresa es señor Valdés?”, le dijeron, a lo que el ex volante respondió: “No, soy Valdés, el Chamaco Valdés”.
Lo que más le dolió fue que no lo reconocieran. “Me dieron hora para la próxima semana y por supuesto que nunca tuve más noticias de Colo Colo. Pero lo que más me dolió fue que me confundieran con un empresario. A lo mejor tengo el apellido, pero la gente me conoce y me quiere por ser Chamaco”, manifestó.
A todos nos hubiera gustado ver un homenaje para Chamaco en vida. A pesar de tener un récord goleador que estuvo vigente por 37 años siendo mediocampista, de dejar siempre en alto al Cacique, el club de sus amores le dio la espalda.
Su legado es inmortal en la memoria de quienes disfrutaron viéndolo jugar y recibieron su solidaridad. Gracias por tanto, perdónanos por darte tan poco, feliz natalicio y un abrazo fraterno al cielo Francisco Chamaco Valdés.