La temporada termina y se acerca un nuevo mercado de pases en el que Colo Colo dará que hablar. Dependiendo de la clasificación o no a la Copa Sudamericana, el Cacique tendrá que reforzarse e invertir de manera inteligente para poder levantar el mal momento del 2025. La idea, es que en la siguiente campaña, el Popular vuelva a los lugares donde nunca debe salir y pelear un nuevo título.
La manera en cómo se conforma el plantel es vital, algo que ha sucedido desde hace muchas décadas. De hecho, podemos encontrar campañas en las que el Eterno Campeón no dio el ancho y, en su afán por mejorarla, contratan a grandes precios y figuras. Así ocurrió en el año 1946.
Después de la desastrosa campaña de 1945, cuando Colo Colo firmó una de sus peores temporadas en la historia, la dirigencia quiso dar una vuelta grande y poder mejorar para el año siguiente. Así fue cuando se llegó al nombre de Domingo Pino. Oriundo de Cauquenes y formado como puntero, había tenido un gran pasar por Magallanes como lateral y recaló en el Cacique que dirigía Franz Platko.
Lo anecdótico es el precio que se pagó por él y las críticas que recibió en sus primeros partidos, donde los hinchas le enrostraban el monto del fichaje. Según contaba la Revista Estadio, en una crónica escrita por Don Pampa, Colo Colo pagó 180 mil pesos de la época, unos 4.350.000 de pesos en la actualidad, lo que en dicho momento, fue una cifra récord, ya que fue el monto más alto pagado por un equipo del fútbol chileno hasta ese entonces.
“El gran precio”: Así se conocía a Domingo Pino, refuerzo de Colo Colo. | Imagen: Revista Estadio.
Domingo Pino reaccionó con tristeza a su fichaje en Colo Colo
Pino sabía muy bien al equipo al que llegaba, pero no reaccionó de la mejor forma. No porque se tratase de Colo Colo, sino el cómo se veía a los jugadores en el mercado: tratados como objetos, siendo sujetos de altos montos de dinero. Por eso, en la conversación con don Pampa, lanzó una potente reflexión que, perfectamente, podría aplicarse el día de hoy.
“¡Están locos, yo no valgo eso! Vea lo que son las cosas. Podría creerse que ello me ha colmado de satisfacción. Debo ser sincero, me ha producido tristeza. El jugador profesional es una cosa en que no interviene para nada su opinión, su voluntad. Lo venden como un mueble. No se dan cuenta que también tiene corazón y sentimientos”, dijo en aquel momento.
Pino siguió lamentando el hecho, ya que uno se “encariña con los colores por los cuales se rompe y transpira en la cancha. Lo llaman un día cualquiera, el menos pensado, y le dicen: “Mira, te vas a ir a Colo Colo”. Yo estaba contento en el Magallanes, le tenía afecto al club, a su gente. Claro que soy un profesional que si se cumple y en Colo Colo seré un jugador que se esforzará por cumplir”.
Incluso, contó la manera en cómo lo criticaban, enrostrándole el alto precio pagado. Según su historia, quería rendir de buena manera “con mayor razón, para que la hinchada no me grite desde las galerías, como ya lo hizo el domingo: “Eh, vo’, ciento ochenta mil, no valís ni un peso ochenta!”. En Colo Colo responderé, me esforzaré aún más que antes”.
Pero su crítica era profunda. Según su punto de vista el mercado de pases en el fútbol de la época escondía una “actitud injusta con el jugador de fútbol que ante la reglamentación no tiene ninguna defensa de sus derechos y no tiene opinión. Ya pasará el caso otra vez cuando me encariñe con Colo Colo y me digan: “Pino, ahora te irás a tal club, han pagado por ti tanto”. Son cosas que hieren y hieren aquí donde está acostumbrado a respetar, a sentir y a saber de hidalguía y fidelidad, ahora que, ante el hecho consumado, nada hay que agregar, más que repetir que, en la institución alba, seguiré actuando con redoblados entusiasmos. No se me escapa el honor que es para un jugador chileno vestir la casaca de Colo Colo”.
Domingo Pino con la camiseta de la selección chilena. | Imagen archivo.
Domingo Pino nunca jugó por ambición, pero fue campeón con Colo Colo
En Cauquenes, todos eran testigos de su talento, pero él no se la creía. De hecho, uno de sus compañeros lo animaba a venir a Santiago. “Siempre jugué sólo por afición, por agrado, sin pretensiones. Por eso que cuando Rene Vega, aquel wing derecho que jugó por Unión Española y por Audax y que también es de Cauquenes, me decía: ‘Pino, ándate para Santiago, tú tienes condiciones’, lo tomé a broma”.
La cuestión es que llegó a Magallanes y, entre tanto defensor que tenía La Academia, logró hacerse de un puesto y de la titularidad en 1943. Luego, fue llamado a la selección chilena, donde disputó un partido en el Sudamericano de 1946. En estricto rigor, sólo alcanzó a disputar 42 minutos antes que lo expulsaran por una supuesta agresión al árbitro, ganándose un castigo por todo el torneo. “Yo no le pegué ni intenté hacerlo”, dijo en aquella época, quien falleciera en 1986 a la edad de 64 años.
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A Colo Colo llegó acompañado de Misael Escuti y del delantero Juan Alcántara, quien era goleador del Audax Italiano. Y, si bien no lo pasó bien en su comienzo y sólo alcanzaron el sexto lugar en 1946, en 1947 pudo gritar campeón por primer y única vez con los Albos. En total, fueron 70 partidos los que disputó con el Eterno Campeón, equipo donde estuvo hasta 1950 cuando se fue a terminar su carrera en Green Cross.
