El 14 de marzo de 2011, Hernán Levy, máximo accionista de Blanco y Negro, tomaba el control de la concesionaria como presidente.

El empresario presentó su plan Colo Colo 3.0 y con él, a Jaime Pizarro como nueve gerente técnico con miras a que ya desde la alta plana no se inmiscuyeran mayormente en lo deportivo. Algo que no ocurrió y que tiene hoy al Káiser cuestionado.

Tras participar en la contratación de Américo Rubén Gallego, a la tercera fecha del Torneo de Clausura lo despidió. Según él, no se aprovechaba la riqueza del plantel en el cual se invirtieron más de US$ 6 millones en Boris Rieloff, Cristián Vilches, Mauro Olivi, Roberto Gutiérrez, Carlos Muñoz, Eduardo Lobos y Osmar Molinas.

Con un proceso a medio camino a los pocos meses de asumir, fue con todo por Ivo Basay, dejando heridos por montón en el camino sobre todo en Rancagua. Lo consiguió para buscar identidad y se comenzó relativamente bien pero luego de vuelta a lo mismo: irregularidad y eliminación del torneo.

No se había cumplido el primer objetivo: ser campeón del Clausura. Se fracasó también en la clasificación a Copa Libertadores, evento en el cual tras 10 años Colo Colo no participaría. Pero buscaría su revancha comenzando, ahora sí, el primer proceso de cero bajo su mandato.

Leandro Delgado, Pablo Contreras, Renny Vega, Miguel Ángel González, Juan Toloza, Mathias Vidangossy y Horacio Cardozo arribaron para una dura pretemporada. En los partidos preparatorios se vio bien Colo Colo ante Concepción pero las caídas frente a Unión Temuco y la U. de Conce en penales volverían a instalar las dudas.

La polémica por Eduardo Lobos fue tema. Levy lo contrató para que tomara el arco pero antes de que llegara el nuevo DT, quien no lo quería. Tras una danza interminable de nombres, con el Apertura en curso llegó Renny Vega.

Mal estreno ante Iquique, un par de victorias correctas, otro par de empates inquietantes hasta que la presión estalló: marchas, todo el estadio pidiendo la salida de Blanco y Negro en pleno y Hernán Levy teniendo que ser escoltado tras el 0-2 ante Deportes La Serena.

Hubo respaldo a Basay y su trabajo, con miras a darle continuidad a un proceso. El mismo que desde arriba se cortó hoy y tendrá fecha de vencimiento el 9 de abril con muchos desaciertos y con promesas no cumplidas.

¿Faltó tiempo? Quizás. Pero en el objetivo inmediato, que era apagar una crisis tremenda tras la deficiente gestión de Guillermo Mackenna, se fracasó. ¿Y ahora qué?