En entrevista con La Tercera, Jaime Pizarro hizo su mea culpa. “Fallas siempre van a existir. En mi caso, tengo la tranquilidad de haber hecho un trabajo que incluyó a muchas personas en la toma de decisiones, desde el técnico de turno, la comisión de fútbol y la directiva. Para los refuerzos se entregaron todos los estudios, pero quien finalmente decide es el técnico. Uno tiene que confiar también en la información que le entrega el entrenador, ya que es quien mejor puede conocer el potencial y los antecedentes más cercanos de los futbolistas que solicitó”, reflexionó.

Además, añadió que “las situaciones se dieron siempre en un contexto global, que incluyó a muchas personas. Yo nunca busqué limitar la función de un técnico ni influir en sus decisiones cotidianas. Mi relación con (Américo) Gallego y (Ivo) Basay siempre fue fluida y permanente”.

Sobre los dardos que le tiró el presidente de Blanco y Negro, Carlos Tapia, quien lo “acusó” de “coautor” de los fracasos deportivos junto con Levy y Basay, tiró que “me parecen críticas injustas y simplistas hacia las tres personas que se nombran. Aquí hubo una administración, un directorio, más las comisiones respectivas que aprobaron todo lo que se hizo”.

Finalmente, medió que “lo más importante será que ByN logre un convencimiento sobre las decisiones que se tomen, ya sea al apostar por el proceso actual de Luis Pérez o por un técnico de mayor experiencia”, añadiendo que “no tengo temor en la continuidad del plan de cadetes (donde consiguió un aumento del 100% del presupuesto). Se hizo un trabajo pensando en las categorías mayores y eso ayuda a la competencia. Hay jugadores con mucho potencial en la eventualidad de que el club decida entregarles un mayor protagonismo”.