Colo Colo llegó al estadio Santa Laura con la obligación de sumar tres puntos. A la derrota ante La Serena, a mediados de semana, la última ubicación en la tabla de posiciones del Campeonato Nacional 2020 generaban un clima de tensión poco habitual, a esto se sumó la renuncia de Marcelo Espina, a la gerencia deportiva, horas antes del cotejo.
El plantel no ha estado ajeno a las críticas e inclusive el viernes recibieron la visita de hinchas quienes les hicieron sentir que era una obligación ganar los siguientes partidos y mantener la categoría.
Más allá del entorno, el amor propio de los jugadores está herido y sabían que ante los hispanos tenían una oportunidad de revancha. Fue así, como desde el primer minuto se notó una actitud distinta, presionando al rival y corriendo todas las pelotas.
Pero el compromiso no solo fue de los 11 que entraron al terreno de juego, la banca también mostró un compromiso absoluto. Desde el inicio del partido Miguel Pinto era un técnico más, ordenando desde afuera a sus compañeros, Ignacio Jara vibraba con cada uno de los balones, Williams Alarcón reclamaba cuando había que hacerlo, Pablo Solari era un hincha másy así cada uno de los integrantes del plantel pasaban del nerviosismo a la alegría, de la ira a la concentración absoluta y de la frustración a la alegría de la victoria.
El Oreja Solari, llegó hace pocas semanas a Colo Colo y su compromiso con el club ha sido total. Cuando Carlos Palacios anotó la igualdad para Unión Española no podía creer lo que pasaba e inclusive en los minutos finales del partido se le vio rezando.
Al finalizar el partido los jugadores estallaron en alegría e ingresaron al campo para festejar junto a sus compañeros.