Al hablar de Colo Colo uno de inmediato recuerda técnicos y jugadores. Son los que dan la cara en la cancha por el club y quienes deben dejar todo por esta institución. Pero para que ellos lleguen al éxito, necesitan palabras de aliento a diario, alguien que les facilite la tarea para que se concentren sólo en jugar. O también, por qué no, para darles una palabra de aliento cuando las cosas no andan bien.
Son los personajes anónimos que trabajan de sol a sol en el Monumental, los que también se brindan “tras bambalinas” por entero por Colo Colo, lejos de las cámaras, lejos de los autógrafos.
DaleAlbo quiere darles el espacio que se merece. Utileros, paramédicos, locutores o guardias, como “Don Miguel”, quien siempre está a cargo de cuidar el paso entre las canchas de entrenamiento con los camarines de Colo Colo. Un trabajo complicado, sobre todo cuando hay mucha gente.
Anécdotas, vivencias, experiencias y todo lo que “Don Miguel” ha podido ver en el Monumental en esta entrevista, la primera de los personajes “anónimos” que también dejan todo por Colo Colo. ¡Disfrútenla!
– ¿Por qué le dicen “Palito”?
– “Marcelo Espina me puso ese nombre. De ahí que todos me conocen de esa forma. Y bigote por lo que está a la vista”.
– ¿Cuánto tiempo lleva trabajando en el Monumental?
– “Voy para los siete años en Colo Colo”.
– ¿Se acuerda cómo llegó a este lugar?
– “Para la noche de año nuevo del 2004. Yo estaba en la casa cuando me avisaron que tenía que presentarme a trabajar acá, por un contacto que tenía. Fue un sueño que uno ha tenido toda la vida. Yo siempre he sido hincha de Colo Colo. De niño que escuchaba los partidos por la radio, porque no tenía tiempo para venir al estadio”.
– ¿Qué han significado para usted estos siete años en el “Cacique”?
– “Es algo muy lindo para mí. Uno no piensa en llegar aquí, a Colo Colo”.
– ¿Su relación con los hinchas y jugadores, cómo es?
– “Buena, no tengo problemas con nadie”.
– ¿Cuáles han sido los jugadores más simpáticos que le ha tocado conocer?
– “En general son todos muy cariñosos, humildes. No hay ninguno que sea más estirado que otro. Aquí mismo tú ves al Paredes por ejemplo, él sale, saluda de mano, tira una talla. Tengo buena relación con la mayoría”.
– ¿Con cuál se ha llevado mejor?
– “Con Gonzalo Jara. Él hasta el último día siempre se paraba aquí, yo le abría el portón, me pasaba unas monedas para que le sacará unas bebidas y me regalaba una a mí. Es una muy buena persona, un cabro humilde. Igual que con Roberto Cereceda, me llevó muy bien con él”.
– ¿Y algún pesado?
– “Había uno que jugaba en el equipo de Borghi”.
– ¿Puede contar quién es?
– “Dejémoslo ahí. Era pesado con todo el mundo. Con la gente, hasta con los compañeros. Pero para qué vamos a dar nombres”.
– Y su relación con los técnicos, ¿Cómo ha sido?
– “Muy buena. El más simpático que me ha tocado acá fue el “Bichi” Borghi. A veces pasaba y si no había saludado, se daba la vuelta para saludar. Era muy caballero, no tuve ningún problema con él. En general, casi todos los entrenadores han sido buenas personas”.
– ¿Alguna anécdota?
– “Una vez que fui a dar un recado a camarines y se metió harta gente por el portón. Tuve que sacarlos volando. Después me llegó el reto”.
– Don Miguel cuénteme más de su trabajo, ¿Cuál es su horario acá?
– “Prácticamente trabajo de la ocho de la mañana a la ocho de la noche”.
– Y su vida familiar ¿está casado?
– “Sí, hace 36 años y en general bien. Estuve cuatro meses separado, pero después volvimos”.
– ¿Y lo entienden con este trabajo que le quita tanto tiempo? Porque incluso el fin de semana debe estar acá.
– “Sí, trabajo seis días a la semana. Siempre tengo que estar para los partidos. Mi familia tiene que entender que uno trabaja para ellos. A veces se reúnen los días domingos en la casa y yo soy el único que no está. Pero hay que ponerle nomás, no queda otra”.