La llegada de Marcelo Espina al estadio Monumental no ha estado exenta de polémica. La figura de un gerente deportivo, poco habitual en nuestro fútbol, ha instalado una nueva forma de trabajar en Colo Colo y el Calamar poco a poco se ha ido empoderando del cargo.
“Hay que diagramar mejor los planteles, sobre todo del primer equipo, me parece que el plantel es muy abultado en cantidad y eso hay que corregirlo el próximo año”, señaló Espina el día de su presentación en el Monumental.
Y justamente, la conformación del plantel 2019 ha sido todo un tema en Macul. Héctor Tapia no seguirá en el cargo de entrenador y un grupo importante de jugadores debe definir su continuidad.
Todas estas decisiones deben ser tomadas por Marcelo Espina. La salida frustrada de Tapia, principalmente la forma en la que se desarrolló la reunión, generó la primera ruptura entre el camarín y el Cabezon. El hecho de que no exista respuesta para las renovaciones incrementó las molestias de un grupo de jugadores.
Pese a los desmentidos de algunos jugadores, todos estos hechos han llevado a un distanciamiento entre el plantel y el gerente deportivo. Inclusive, se filtró el peyorativo apodo con el que se refieren a Espina: “Falcioni” y no tiene relación con el ex entrenador de Universidad Católica, se trata de un juego de palabras asociado a falso.