Muchas veces se ha dicho que el actual camarín de Colo Colo carece de jugadores que sientan la camiseta. Uno puede tener mil reparos técnicos y tácticos, pero lo que demostró hoy Raúl Olivares de verdad es para aplaudirlo.
Albert Acevedo le entró de manera criminal, en plancha a la cara cuando ya había sido utilizado el cambio de arquero suplente. El Araña se mantuvo en cancha, hasta con la vista perdida, mareado y con una fisura maxilar, con rotura del pabellón auricular y con dolencias en la clavícula. Así, le sacó un balón a Rivarola que parecía gol.
El infortunio de la última jugada es un accidente. Olivares salió llorando no por el dolor de sus lesiones, sino por el amor a la camiseta. Cosa que se agradece y emociona.
El doctor Jorge Cheyre, afortunadamente, descartó fractura de mandíbula y, finalmente, se confirmó que tampoco tiene una lesión considerable en la clavícula. “Tuvo una herida compleja del pabellón auricular, la cual fue suturada por cirujano plástico”, dijo al twitter oficial de Colo Colo el facultativo.
El portero ya está en su hogar reposando con la dura lesión en el pabellón auricular pero, afortunadamente, sin fracturas.
Por tu gesto, por la valentía e independiente de las críticas que se hicieron en su momento, cosas como estas los colocolinos no las dejamos pasar.
¡Fuerza, Raúl!
Foto: Gentileza sitio oficial de Colo Colo