Osmar Molinas cumplió un partido más que correcto ayer en el superclásico disputado en el Estadio Monumental. Muchas interrogantes se habían posado sobre él, pero tras el trabajo físico iniciado por el profesor Gastón Lloveras regresó en buena forma.
Lamentablemente, en la última jugada del partido cabeceó porque Cabrera no le gritó que venía de frente y clavó la pelota en propia puerta.
“Con mucho dolor pido disculpas a la familia del Colo. A pesar del esfuerzo y de tener casi ganado el partido, el infortunio me jugó mal. Gracias por el apoyo”, dijo a través de su twitter personal el paraguayo.
Además, en el camarín debió ser consolado por sus compañeros ya que las lágrimas por el accidente le brotaron espontáneas. Sangre tiene el guaraní.