La artrosis, en palabras técnicas, es la pérdida del cartílago en la superficie articular y que produce una exposición del hueso subcondral. La función principal del cartílago es cubrir aquellas zonas del hueso que articulan con otro, lo que agregado a que la articulación
Las articulaciones están cubiertas por cartílago (tejido que se forma durante el embrión) para cubrir las zonas del hueso que articulan con otro y, además, están revestidas por una pequeña cantidad de líquido sinovial. Ambas estructuras, en conjunto, permiten que el coeficiente de fricción sea mínimo y no se produzca el desgaste de dichas superficies articulares.
¿Por qué se produce la artrosis?
Según expertos de Clínica MEDS existen dos grandes causas: la primera es aquella que se produce en consecuencia de la edad y los factores genéticos, afectando a varias articulaciones simultáneamente, principalmente aquellas que son de carga. La segunda causa es la que proviene del desgaste por alteraciones estructurales, y éstas pueden ser Biomecánicas o Post-Traumáticas.
Aquellas denominadas Biomecánicas son provocadas por alteraciones anatómicas de la distribución de las cargas de la articulación, por ejemplo cuando un paciente presenta un Genu Varo. Las Post-Traumáticas se generan por un desgaste a causa de la alteración de la congruencia articular, produciendo un roce anormal y por ende, un desgaste acelerado de la superficie articular. Por ejemplo, si hay una fractura que comprometa a la superficie articular y ésta no queda perfectamente reducida, posiblemente producirá un desgaste anormal que por consiguiente llevará al paciente a padecer una artrosis.
Por lo general, la artrosis es una lesión que se desencadena a causa de la realización de deportes de alto impacto, especialmente de contacto y que involucran rotaciones y flexiones repetitivas como el fútbol o el running.
Los principales síntomas de la artrosis que se presentan en la zona de la rodilla se dan al momento de iniciar la actividad de la marcha, al pararse después de un largo tiempo sentado o al bajarse de la cama. También comienzan a aparecer molestias progresivas durante las actividades diarias que van limitando la capacidad funcional, o la movilidad se ve limitada en sus rangos máximos, provocándose un aumento de volumen después de hacer actividad física.
El tratamiento de ésta lesión puede ser Médico-Kinésico o Quirúrgico. En los casos en que la artrosis no tiene una causa corregible quirúrgicamente, los pacientes pueden optar por un tratamiento médico que incluya el uso de antiinflamatorios a largo plazo, medicamentos que permitan fortificar el cartílago y ejercicios que ayuden a fortalecer la musculatura.
Por otra parte, si la artrosis se encuentra en un nivel avanzado, asociada a una secuela traumática o deformación de la zona afectada, se debe proceder mediante una cirugía que corrija las alteraciones del eje mecánico y la posición de la rótula.
Si el tratamiento es médico, la recuperación tiene un plazo de aproximadamente dos o tres meses para verificar si el fortalecimiento muscular y los medicamentos tuvieron resultados exitosos. Por su parte, la cirugía protésica arrastra una recuperación relativamente lenta, en donde recién alrededor de los tres meses posteriores a la intervención, se vuelve a llevar una vida diaria normal. El retorno a la actividad física se logra a partir del cuarto mes.
En cuanto a la prevención de ésta dolencia, los profesionales de Clínica MEDS comentan que “la mala musculatura, la falta de actividad física, el impacto o el sobrepeso son factores que empeoran el pronóstico. Por lo tanto, eliminando dichos elementos, ocupando el calzado adecuado y realizando deporte sobre las superficies apropiadas el paciente podrá prevenir, indudablemente, las posibilidades de sufrir artrosis”, concluyen.