La meniscopatía es una de las lesiones de rodilla más comunes después del esguince del ligamento medial y se produce a causa de traumatismos o por la degeneración de los meniscos.
Los profesionales de Clínica MEDS señalan que “cuando ésta lesión es inestable e imposible de reparar espontáneamente y, además, provoca alteraciones mecánicas de la articulación y se manifiestan bloqueos ocasionales de la rodilla, es preciso realizar una intervención quirúrgica”. Sin embargo, aclaran que “el tiempo de retorno tras una afección de éste tipo no es lento y el paciente podría retomar sus prácticas deportivas pasadas las primeras 3 y 5 semanas después de la cirugía, dependiendo de la magnitud de la lesión”.
Los objetivos de la primera etapa de rehabilitación (48 primeras horas) son proteger la rodilla lesionada con reposo, aplicar hielo por 10 minutos cada una hora, realizar compresión mediante una venda elástica para disminuir la inflamación o edema y mantenerla elevada para favorecer el retorno venoso.
2° al 7° día de rehabilitación
En esta etapa se realizan ejercicios de movilidad de la rodilla en flexo-extensión para evitar la rigidez, ejercicios de activación de la musculatura (principalmente de los cuádriceps) y ejercicios de flexibilidad de extremidades inferiores. Es importante mantener en buenas condiciones tanto las capacidades cardiovasculares del deportista como las del resto de la musculatura.
2 y 4 semanas de rehabilitación
Durante la segunda y cuarta semana se mantienen los ejercicios de flexibilidad de extremidades inferiores y los de movilidad de rodilla para mejorar el rango de movimiento. Se añaden ejercicios de fuerza isométricos (estáticos) con bajo peso y se comienzan a realizar actividades de propiocepción y balance (equilibrio en un pie sobre superficies estables para progresar a superficies inestables y con mayor dificultad). Además, se agrega ejercicio aeróbico (sin impacto) con la bicicleta, si es que el paciente presenta el rango de flexión adecuado para realizarlo.
4 y 6 semanas de rehabilitación
En esta etapa se prosigue con ejercicios de fuerza estáticos y se agregan ejercicios dinámicos, en los que aumenta la carga progresivamente según la tolerancia del paciente.
También se realiza flexibilización de extremidades inferiores, ejercicios cardiovasculares, ejercicio aeróbico de impacto moderado y trotes y caminatas alternadas.
Para comenzar a reintegrar al deportista en su actividad, se continúa con actividades de fuerza sin carga en el suelo, agregando ejercicios más compresivos como sentadillas o estocadas (estas últimas terminando la octava semana). Además, se añaden ejercicios de balance y propiocepción orientados al deporte del paciente en específico.
Señaladas cada una de las fases de recuperación, los expertos de Clínica MEDS explican que “es importante considerar que el tiempo estimado de rehabilitación en este tipo de lesiones, dependerá de la magnitud de la dolencia y si la afección fue tratada en forma convencional o mediante cirugía”. Se estima que “un deportista debiera estar alrededor de 2 meses fuera de las canchas y realizar su retorno deportivo paulatinamente de modo de respetar los tiempos de cicatrización de los tejidos”.
