Se han contado un montón de historias sobre Colo Colo en el año de la quiebra. Todas las precariedades que vivió ese plantel repleto de jóvenes formados en la cantera, quienes fueron acompañados de un par de experimentados que llegaron como refuerzos para intentar darle profundidad al equipo de Jaime Pizarro.
Dentro de ese grupo de jugadores recién llegados estaban Francisco Huaiquipán, Rodolfo Madrid, Joel Reyes y los argentinos Nicolás Tagliani y Vicente Principiano. Todos ellos tuvieron mayor o menor continuidad en el plantel, pero hubo un refuerzo, que llegó desde Europa, y apenas pudo jugar un partido: Ricardo Queraltó.
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El delantero chileno contaba ya con una importante experiencia. A sus 26 años, había jugado con Unión Española, club con el que se formó e incluso llegó a ser el héroe en 1999, cuando anotó un doblete en la fecha final que significó el ascenso hispano a Primera División. Además, estuvo en Deportes Linares y un breve paso por el Arezzo de Italia. Incluso, tuvo un par de nominaciones a la Selección Chilena y anotó un gol.
Eso sí, su paso por el viejo continente fue sin mucho convencimiento, pero el cuadro hispano pasaba por un muy mal momento económico y necesitaba venderlo. En Europa casi no jugó y a los seis meses se devolvió. ¿Su destino? Un Colo Colo que estaba recién quebrado y que necesitaba potenciarse para una campaña que se preveía difícil.
“Firmé por todo el año, pero después se dio que, a mi parecer, no tuve las posibilidades de jugar que creía merecer y jugué súper poco. Busqué la opción de salir. Me fui a Santiago Morning. Quizá fue una mala decisión porque después el segundo semestre Colo Colo sale campeón y el Morning bajó”, señaló hace unos días a El Mercurio.
En efecto, Queraltó jugó apenas 14 minutos durante todo el semestre. Fue en la fecha 10, ante Unión San Felipe, donde el jugador formado en el Santa Laura ingresó en reemplazo de Luis Ignacio Quinteros. No logró anotar y luego su participación quedó supeditada a uno que otro amistoso de los muchos que jugó el Cacique ese año para hacer caja.
El delantero se mantuvo en el Chaguito hasta el año 2004, cuando partió rumbo al exótico PS Mitra Kukar de Indonesia, para luego volver a Chile y terminar retirándose en Deportes Melipilla.
De Colo Colo a una carnicería
Lo que vino después fue una constante búsqueda de como afrontar su vida post retiro. Según lo relatado a El Mercurio, no quería saber nada del fútbol, por lo que apostó por otros rubros antes de darse cuenta que lo suyo era el deporte rey y que debía seguir ligado a él pese a estar retirado.
“Hice algunos cursos chicos y afortunadamente mi familia siempre ha tenido negocios. Trabajé con ellos. Empecé a trabajar en unas carnicerías, al cabo de un tiempo no fue muy fructífero. Incursioné en la compra de vehículos y tampoco me fue muy bien. Hay un dicho: pastelero a tus pasteles. Opté por volver al fútbol”, contó.
Tras ello, intentó cumplir su sueño y trabajar en las inferiores de Unión Española, club de sus amores. Primero estuvo en Palestino y luego en Magallanes. Finalmente, tras un par de intentos fallidos, en el Santa Laura lo recibieron y hoy se desempeña en la Sub 11 del club.
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“Le encontré el gusto a trabajar con niños, creo que hay que tener un poco de vocación para poder trabajar con esas edades y yo la encontré. En esta serie tratamos de enseñarles a jugar al fútbol, no enseñarles a ganar“, aseguró el retirado jugador.
“Hay que tratar que el niño juegue en más de una posición. De repente a los 11 o 10 años todos quieren ser delanteros y a veces no tienen las cualidades para jugar en esos puestos y hay que ir buscándoles la posición ideal”, agregó.
De su paso por Colo Colo queda poco y nada más allá de los recuerdos. De hecho, casi no hay fotos de su paso por el Cacique. Sin embargo, en los registros quedará para siempre que Ricardo Queraltó fue uno de los jugadores que se vistió con la camiseta alba en el momento más duro de su historia.
Ricardo Queraltó jugando con Unión Española.
