Maximiliano Falcón se ganó el cariño de los hinchas en poco tiempo. Fue fundamental para que Colo Colo se salvara del descenso, y su amor propio, le valió elogios de parte de la parcialidad alba. Pero también, ha vivido momentos complicados como su expulsión ante Universidad Católica que le costó cuatro fechas de sanción.
El charrúa ahora debe pelear el puesto para seguir como titular en la defensa, ya que desde su llegada le tocó por primera vez estar en el banco de suplentes luego de que Gustavo Quinteros apostara por la dupla de Matías Zaldivia y Emiliano Amor. Sin embargo, está acostumbrado a remar de atrás y no se hará problema por esta competencia.
Es que Peluca ha vivido de todo en su vida. Enconversación con TNT Sports abrió su corazón para hablar de situaciones sorprendetes que le tocó enfrentar para poder surgir.
“A los 12 años dejé el estudio, tuve que hacerlo porque mi mamá salía con un muchacho que era albañil y pude trabajar con él y poder llevar algo a la casa porque estaba muy complicado el tema. Se pasó muy mal. Todo lo que me está pasando se ve reflejado en el pasado. Es muy lindo recordar de dónde uno viene para saber adónde va”, confesó.
Pero no es la pelea más difícil que le tocó enfrentar, ya que hubo un momento que debió enfrentar a la misma muerte y también vivió un hecho que pudo costarle su carrera. “Tuve una punción al pulmón, me entró agua. Estuve medio grave ahí, estuve a punto de morir, sí, pero fue más chico. Años después me agarró el padre de un compañero en una moto y me iba a dejar. Iba apoyado en los pies digamos en el posa pies. Y soy tan boludo que vi que no había posa pie y el rayo de la moto me agarró el talón y me sacó un pedazo de carne así más o menos. Estuve como siete u ocho meses para apoyar el pie y pensé que no iba a jugar más al fútbol. Pero lo del pulmón fue mucho más chico”, narró.
Finalmente, Falcón se puso nostálgico al ver imágenes suyas de su infancia y reconoció que extraña a Uruguay, sobre todo por las restricciones que complican los viajes. “Hace un año y poquito que fui a Paysandú y ya todo lo que era verde, donde jugábamos, hicieron un par de construcciones. Eso te amarga un poco y da un poco de nostalgia acordarse. Es un pueblo que no tiene más de 60 o 70 mil personas. Se respira otro aire, es más tranquilo. En Santiago y Montevideo, que son capitales, hay mucha más gente y mucho más ruido. Para salir de la rutina, es un lugar lindo. Se extraña Uruguay, pero la contingencia ha complicado un poco las cosas”, recordó.