Este 24 de noviembre del 2025 quedará marcado en la historia de Colo Colo luego de que se hiciera la ceremonia de los restos de Francisco ‘Chamaco’ Valdés al mausoleo de los Viejos Crack en el Cementerio General. Hasta allá, llegaron cientos de personas e hinchas del Cacique, quienes presenciaron en carne propia cada uno de los actos que se llevaron a cabo.

Precisamente, el histórico relator deportivo, don Vladimiro Mimica, quien escribió una carta para quien fuera Francisco ‘Chamaco’ Valdés. Y sin duda alguna que al escucharla, se ponen los pelos de punta y, también, lleva a emocionarte al conocer aún más la historia de uno de los ídolos de Colo Colo.

La carta de Vladimiro Mimica para Francisco ‘Chamaco’ Valdés

“El 19 de abril, cuando aquí recordábamos, hace algunos meses, el centenario de nuestro club, pregunté buscando tu respuesta. ¡¿Dónde estás, chamaco?! Al recordar la gesta de los hermanos Arellano en aquella oportunidad, David, Francisco y Alberto, de los hermanos Arroyo, de Quiñones, de Cáceres, también de Stavelot, de Mansilla y de Sepúlveda, entre otros, todos los normalistas de la época y rebeldes estudiantes de la escuela José Abelardo Núñez, que dieron vida a un club que sería grande, el más grande y ganador inmortal en la historia del deporte y del fútbol chileno”, partió en su relato.

“Querido Pancho, has llegado por decisión familiar y de tu club a la casa grande que en legitimidad te pertenece. Hoy recibimos tus rezos mortales en el mausoleo de los viejos crack de Colo Colo. El Club Social y Deportivo cierra uno de sus capítulos más importantes, los primeros 50 años de orgullosa historia, como muy bien lo describieran los periodistas Julio Salviat y Edgardo Marín en su libro De David a Chamaco”, agregó.

“La historia larga se ha encargado de contar tus glorias futbolísticas, tu debut siendo adolescente en 1961 en un partido internacional en Niño, frente a Cerro Porteño, reemplazando a un profesor llamado Bernardo Bello. O cuando debutas con la Roja de Chile, apenas terminado el Mundial, el 7 de noviembre del mismo año 1962, frente a Argentina. Uno a uno hace el resultado. No pasó que dirigiera casualmente el zorro Álamos. La historia cuenta de que hasta hace poco fuiste el más grande goleador chileno con 215 tantos, superado recientemente por otro gran colocolino, Esteban Efraín Paredes (aplausos)”, contempló.

“Sabemos de lo que significó emigrar temporalmente del club de tu vida, el haber estado en la vereda de enfrente en la final de 1970, cuando Beyruth ya casi en los descuentos, logró brindarle a Colo Colo el tiempo adicional un nuevo título de campeón, derrotando a Unión Española, camiseta que tu ocasional accidentalmente en ese momento defendías”, detalló.

Más de la carta

“Sería otro profesor, los profesores dados a la historia de Colo Colo junto a nuestros trabajadores y las mujeres. Fue Lucho Álamos, quien te repatrió desde Antofagasta en 1972 y no solo eso, te hizo capitán de un equipo inolvidable, subcampeón de la Copa Libertadores de América de 1973. Nef, Galindo, Herrera, González, y Rubilar, también Alejandro Silva, Chamaco Valdés y Guillermo Páez, Carlos Caszely, Messen, Ahumada, el ‘Pollo’ Veliz, también Osorio, también Alfonso Lara, Mario Lara, Aguilera, Alejandro Silva, que conformaron aquel equipo del año 73. Pero Álamos fue más allá, se entregó luego de esa brillante campaña a la capitanía del equipo de Chile en el Campeonato Mundial de 1974”, destacó.

“Escuché, querido amigo, muchas veces decir que Enrique, el ‘Cua Cua’ Hormazábal, era tu espejo futbolístico, que Mario Galindo, a quien adoptaste como hijo putativo, era tu mejor amigo. Que eras orgulloso hijo de la población Juan Antonio Ríos, como orgulloso fuiste de tu rica familia. Chamaco, sencillo líder insuperable en la cancha, te imponías por capacidad, inteligencia y talento. Hiciste delirar a la tribuna una y otra vez con tu genio, con tu magia, con la maestría de tu fútbol”, informó.

“Me distinguiste con tu amistad, con tu confianza y tu cariño, la que se extendía por lejos, más allá de la relación profesional y alcanzó incluso a nuestra mesa familiar. Nuestras volcadas automovilísticas entre Punta Arenas y Natales, Natales y Punta Arenas, por impericia del piloto y el copiloto, Mario Galindo y Severino Vasconcelos, que de la nieve no entendían nada. Esas volcadas, Chamaco, quedaron en los anales de nuestras historias para contárselas a nuestros nietos. Como ese cumpleaños inolvidable celebrado también casualmente en Puerto Natales, la tierra cula de otro grande llamado en Honorino Landa, cuando un 19 de marzo, día de tu cumpleaños, atravesamos las puertas de una escuelita pública en Última Esperanza y los niños de pie te cantaron el cumpleaños feliz”, mencionó.

“Amigo, nunca antes del 11 de septiembre de 1973 te escuché hablar ni tomar posición política alguna, pese a convivir con un Chile ya dividido. Sin embargo, te mostraste en toda su dimensión una vez producido el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y en aquella oportunidad te desplazaste con la sapiencia, la caridad de los que saben. De ídolo del tablón te transformaste en un pañuelo de lágrima, en una mano que mitigó dolores y sufrimientos, los tormentos y desapariciones de parte importante de un pueblo sufriente. ¡No te equivocaste, Chamaco! Estuviste en el lado en que te correspondía en esta historia. Estuviste junto a Hugo Lepe y Mario Moreno presos en el Estadio Nacional. Estuviste en la cárcel pública junto al doctor Álvaro Reyes. Estuviste junto a hombres y mujeres que sufrieron en Villa Grimaldi o en Regimiento Pudeto de Punta Arenas. ¡Siempre, Chamaco!”, dio a conocer.

Últimos detalles de su carta

“Cuando los cielos tenían nubarrones, cuando se asomaba el temporal, estuviste junto a tu gente. Hombres y mujeres sufrieron de ti la mano abierta y generosa para mitigar dolores, para curar heridas, levantando siempre tu puño libertario. El pueblo colocolino te levantó en buena hora un monumento a la entrada del Estadio Monumental para honrarte eternamente. En tu población hay canchas y escuelas de fútbol con tu nombre. Equipos que te recuerdan a lo largo de todo Chile, de Arica a Magallanes. Pero lo más importante es que tu nombre, tu figura, está marcada, fragada a fuego en el corazón, en el alma de todo un pueblo”, contempló.

“Querido Francisco, Pancho, Chamaco Inolvidable, amigo y capitán, tus amigos, tu querida familia, muy querida, tu club, están todos muy contentos de verte llegar a tu casa, a este mausoleo que guarda retos mortuorios, es cierto. Pero lo más importante, guarda, protege la historia de la que tú fuiste figura estelar, protagonista de siempre. El pueblo colocolino felicita y aplaude el abrazo que este mediodía santiaguino se dan en el cielo en que se encuentre el gran capitán, David Arellano, y el capitán de nuestros tiempos, Francisco Chamaco Valdés”, sentenció.