Renny Vega: Seguro, descolgó un centro con una mano, falló en otro pero lo ayudaron sus compañeros. Puteó a su defensa con todo cuando se les colaron por derecha y los mantuvo ordenados. Otro punto a su favor es que, generalmente, sus saques caen en uno de blanco. O al menos cerca. Debe seguir.
Pablo Contreras: Había tenido una ida al piso portentosa y, lamentablemente, se lesionó. Que no sea nada porque es un líder en juego y espíritu.
Christian Vilches: Se está animando, volviendo a ser el Quili de siempre pero aún comete yerros que nunca antes se le vieron. Salió jugando en dos ocasiones sacando al equipo del fondo, estuvo bien en las coberturas pero Diego Ruiz le ganó un cabezazo en el primer tiempo que pudo costar carísimo.
Luis Mena: El mejor del bloque posterior y jugando a perfil cambiado. Criterioso, siempre entregó a un compañero salvo en contadas ocasiones donde pidió disculpas, bien en el timing, bien en el anticipo y maneja perfecto los momentos del partido. Otro que debe seguir.
Álvaro Ormeño: Voluntarioso, luchador, peleó, fue al piso pero sacó quizás un solo centro bueno en todo el partido. Muy impreciso en la última puntada. De todas formas, impresentable que haya gente que lo haya pifiado como lo hizo. Es de la casa y a los nuestros se les respeta, aunque tengan una mala tarde. Por actuaciones mucho más atroces ni tocaron a varios que se hacen los simpáticos para la “gilada” en su momento.
Rafael Caroca: Batallador incansable en el medio, quitó, hizo bien las coberturas defensivas, apoyó a sus compañeros de atrás y de adelante. Cada vez está más criterioso y puliéndose, se debe transformar en inamovible.
Rodrigo Millar: Otro partido correcto del Chino, de esos que no le veíamos del año pasado o, cuando mucho, ante La Calera. Lamentablemente para él, la gente le pasa la cuenta por un año de desidia y va a tener que hacer muchos méritos para recuperar la confianza del público. Pero en lo objetivo, distribuyó bien, desahogó y parece apoyarse y sentirse mucho mejor cuando hay un 10 más protagonista. Le pasó con Macnelly Torres y ahora con Bryan Rabello no es coincidencia que lleve dos duelos buenos.
José Pedro Fuenzalida: Si hubiera que repartir el premio al “empleado del mes”, sería él. Donde le pidan, juega. Si va al banco, se queda callado esperando y trabajando. No será un dotado y lo que ya no lo aprendió no lo asimila más, pero parchó lo mejor que pudo la ausencia de Manuel Bravo y tuvo un par de ocasiones de gol, pese a no jugar un gran partido. No fue ni más ni menos que Lucas Wilchez por ese lado y eso que es diestro.
Bryan Rabello: Más bajo que en el partido anterior pero hay que llevarlo así, de a poco. Cuando se hizo notar, el equipo funcionó. Metió una rabona maravillosa y no sólo para el chiche, porque dejó solo a un compañero. El talento al servicio de la funcionalidad del equipo y no del lujito por tirarlo. Metió un centro, a perfil cambiado y terminó en gol. Debe seguir sumando minutos.
Carlos Muñoz: Muchas ganas, pero también mucha imprecisión. Pivoteó bien algunas, mal otras y el gol que convirtió le eleva el promedio de su actuación. Es bueno que un delantero como él, con los problemas por los que ha pasado, lleve dos tantos seguidos que han significado victorias. Y bien por los compañeros que lo abrazaron en masa.
Roberto Gutiérrez: Bajo partido del Pájaro que sintió la inactividad. Trató de engancharse pero sin mayor éxito y en la que tuvo, definió “al muñeco”. Se le perdona porque no jugaba hace mucho.
(10″) Bruno Romo: No desentonó, cubrió bien los espacios, marcó de manera correcta y sólo se complicó en dos salidas, donde trató de tirar un túnel para evadir al rival y la regaló. Pero nada del otro mundo, es un central aplicado que hasta se las ingenió para aparecer en un par de ocasiones en ofensiva con bastante peligro.
(64″) Mauro Olivi: Muy displicente y liviano al momento de enfrentar a los rivales. Ha tenido mejores actuaciones. Hoy no gravitó.
(73″) Ariel Páez: Otra vez al sacrificio como lateral volante por derecha y no lo hizo mal. Muchas ganas, potencia, ganas de combinarse con los compañeros y un par de centros pasados por la ansiedad. Poco a poco se debe ir soltando.
DT Luis Pérez: Sigue dándole minutos a los juveniles y eso es importante, que no claudique en esa misión. Ha logrado que los jugadores retomen en algo la confianza tras el desastroso clásico pero aún debe mejorar muchas cosas, sobre todo en la profundidad y precisión de los ataques.