Matías Fernández daba que hablar desde sus tiempos de cadetes. Cuando se acercaba el retiro de un ídolo como Marcelo Espina, muchos ya lo apuntaban como su sucesor y otras voces aseguraban que sería mejor que el Calamar.

Sus cualidades eran notables. Era un jugador distinto, atrevido con la pelota controlada, buenos pases cortos en profundidad, excelente pegada, especialista en tiros libres, desparramaba rivales con depurada técnica, un mediocampista ofensivo completo y con una espectacularidad que no se había visto en Chile.

Pero también la gente destaca su sencillez y humildad que mostraba incluso en sus mejores momentos. El sólo quería jugar.

Debutó profesionalmente con Colo Colo en un partido válido por Copa Sudamericana ante Ovalle el año 2003. El volante anotó un gol donde ya daba muestras de su talento, pero no bastó, el Cacique fue eliminado tras caer 4-3.

Por Primera División entró un 6 de marzo de 2004 desde la banca ante Universidad de Concepción, aunque no fue hasta el Clausura de ese año cuando Matías se erige como figura.

El elenco dirigido entonces por Ricardo Dabrowski sólo generaba dudas al inicio por la escasez de figuras y las llegadas de jugadores de dudoso cartel como Adrían Carucha Fernández, Darío Cajaravilla, Germán Real o Marcelo Verón.

Fue el momento en que Matías Fernández pudo destacar junto a otros compañeros de generación como Juan Gonzalo Lorca o Fernando Meneses, quiénes sostuvieron la campaña del Cacique que terminó líder de la fase regular. 

Su momento más brillante lo vivió bajo el mando de Claudio Borghi, coronándose bicampeón, siendo un jugador que demostraba una categoría excepcional en el torneo nacional y Copa Sudamericana, donde nació la célebre frase "El 14 de los blancos es un crá", relatada por el argentino Mariano Closs.

Sus grandes actuaciones le valieron ser elegido el mejor jugador de América, convirtiéndose en el primer futbolista chileno que lo logra defendiendo un club del país.

La aparición de Matigol alimentó las esperanzas de reverdecer a un alicaído fútbol chileno que pasaba penurias a nivel selección, siendo el primer rostro visible de una generación de jugadores llenos de talento, que más adelante clasificaron a dos mundiales y fueron bicampeones de América.

Fue traspasado al Villarreal de España y su carrera no agarró el vuelo que todos esperaban. Problemas de adaptación, numerosas lesiones y falta de regularidad, frenaron el desarrollo de un jugador que todos pensaban llegaría más lejos.

De todas maneras su trayectoria es más que aceptable, manteniéndose por cerca de diez temporadas en Europa y en equipos que jugaban competiciones internacionales. 

Fue internacional absoluto con la selección chilena, jugando 74 partidos y anotando 14 goles, siendo importante en la clasificación a Sudáfrica 2010 y siendo el jugador más rescatable del irregular proceso de Claudio Borghi camino a Brasil 2014.

Cambió la manera de ver el fútbol de muchos colocolinos, a quiénes hizo felices dando un bicampeonato, desparramando talento y goles defendiendo la camiseta alba. Quizás nunca más volvamos a ver a un jugador del Cacique siendo elegido Mejor de América. Los rivales no lo quieren, les pintó la cara con fútbol total y sin frases para la galería.

Es un jugador de excepción que ya es parte de la historia del club, feliz cumpleaños Matías Fernández.