Gonzalo Fierro es todo un símbolo en Colo Colo. Llegó muy niño, tras ser descubierto en un campeonato en Maipú donde fue elegido el mejor jugador del torneo. Elson Beyruth y Mario Moreno pusieron los ojos en él y rápidamente realizaron las gestiones para llevarlo al Monumental. 

El joven pistolero, realizó gran parte de su carrera como futbolista en el Monumental, es hincha del club y sigue partido a partido las campañas del Cacique. Por este motivo, la campaña 2020 no pasó desapercibida y la vivió como un fanático más. 

“Partido a partido sufrí mucho. Tengo amigos ahí con los que todavía hablo, con los que conversaba siempre, después de los partidos y en la semana, estaban sufriendo mucho. Hay veces que los hinchas no entienden eso, creen que sólo se van a la casa y esperan hasta el fin de semana, pero se sufre mucho cuando se pierde. Yo lo viví mucho de esa manera, si perdía en mi casa sabían que no me podían hablar hasta el otro día porque andaba con pena”, comenzó diciendo.

“Sufría cuando Colo Colo no podía ganar, cuando jugaba bien y perdía, cuando no llegaban los goles, cuando miraba la tabla y estábamos tan abajo. Con ese partido ante O’Higgins que hacen el penal al último minuto teniendo todo para zafar de todo, pero tuvimos que esperar una semana más” agregó.
 


Fierro también vivió las bromas de hinchas de otros equipos y hasta sacó a relucir su carácter. “Típico que escribe gente de otros equipos en tus redes sociales diciendo que el club iba a descender, me agarré con varios porque yo ponía cosas, pero es parte del protocolo, voy a defender al equipo que amo siempre. Me siento jugador todavía, sería feo de mi parte criticar a los jugadores porque también viví tiempos difíciles. Menos mal se zafó y nos mantuvimos en primera”, confesó.
 

El último partido de Gonzalo Fierro con la camiseta de Colo Colo | Foto: Agencia Uno

El último partido de Gonzalo Fierro con la camiseta de Colo Colo | Foto: Agencia Uno

Pero sin duda, lo que más afectó al maipucino era no poder entrar a la cancha a apoyar a sus compañeros. “Me picaban las piernas por jugar. Cuando alguien se equivocaba me hubiera gustado estar ahí para apoyarlo, para por último pegar una patada cuando te hacían un gol, que acá no es venir y que nos hagan goles. Hasta el día de hoy cuando veo a Colo Colo dan ganas de estar, pero se ve todo más fácil desde afuera”.