El destino a veces es cruel. Y así fue con Colo Colo y con David Arellano en 1927. En el marco de una histórica gira para el fútbol chileno, el conjunto nacional llegó a tierras europeas y, en España, dejó a todos asombrados con su buen juego. En mayo de aquel año, el club recién fundado tenía pactado un amistoso con el Real Unión Deportiva de Valladolid: el resultado ya lo conocemos todos.
Pero todo esto pudo ser muy diferente, ya que muchas cosas avisaron que Arellano no debía jugar ese compromiso. En primer lugar, cuando estaban en la Estación del Norte de Madrid para tomar el tren hacia Valladolid, ocurrió un curioso hecho. Según relata Sebastián Salinas en su libro Por empuje y coraje, “la delegación se había instalado en un vagón del ferrocarril. Cuando faltaba poco para que partiera, alguien dio aviso a los chilenos que el tren que tenía destino Valladolid era otro, alcanzando a cambiar de transporte”. La última oportunidad de no haber ido a la tierra donde falleciera Arellano se había escapado.
El domingo 1 de mayo era el día para el partido entre ambas escuadras. En una muestra de buen fútbol, los chilenos golearon a los locales por 6 a 2, quienes quedaron maravillados por la excelencia de su juego. En dicho compromiso, David Arellano marcó dos goles. Después del cotejo, los locales quisieron pactar la revancha para el día siguiente, aunque con una curiosa negación del capitán.
Como nunca, relata Salinas, “David Arellano mostró deseos de no participar en ella. Estaba cansado y satisfecho por la labor que había realizado. ¿Por qué no darle la oportunidad a otro?” Era el segundo aviso que no debía jugar. Y claro, en un tiempo donde no había cambios en los partidos, el delantero estaba dispuesto a cederle su puesto a otro jugador, cuestión que iba a ocurrir, pero…
David Arellano no quería jugar el partido ante Valladolid en 1927.
El día de la tragedia de David Arellano vs Valladolid
Llegó el 2 de mayo y Arellano parecía decidido a no participar del compromiso, no obstante, ningún jugador reserva llevaba su indumentaria, pese a que siempre había tres que acostumbraban a llevarla en caso de cualquier cosa. En ese tiempo, la ropa era personal y, por lo mismo, no se podía usar por cualquiera, por lo que si no había más equitación, nadie más podía jugar.
Pues bien, Alberto Arellano, hermano de David, sabía que los vallisoletanos querían que él jugara por ser el mejor del equipo. Pero el fundador del Cacique seguía sin ganas. Incluso, no traía consigo un elemento fundamental para jugar: su venda elástica de goma debido a una hernia que tenía en el estómago. Salinas reflexiona: “Sin ganas de jugar, sin su venda elástica. ¿Qué razón había para entrar a la cancha? (tercer aviso)”.
Ahí es donde se vuelve a la decisión de no llevar indumentaria de más al partido. Si David Arellano no jugaba, Colo Colo se presentaría con sólo diez hombres en cancha, algo que no estaban dispuestos. Por lo mismo, Jorge Linford se ofreció para ir a buscar la venda de su compañero quien, entre rezongos, aceptó disputar un compromiso que nunca debió jugar.
Si hubiese habido un reserva, él no habría jugado. Según detalla Alberto Arellano en el libro “El deportista mártir”, se encontró con su hermano antes de entrar a la cancha, pero ya estaba vestido. “Cuando aparecí en la entrada del subterráneo, encontré a David al lado de Moreno, ya tenía la camiseta puesta y al verme se admiró. ‘¡Tan luego!’ Yo, desde la escalinata, le tiré la venda”. Lamentablemente, por el apuro de la situación, le quedó mal puesta. ¿Habrá influido en el posterior golpe? La historia se siguió escribiendo y, al minuto 35, David Arellano choca con David Hornia, cae al suelo y es traslado de inmediato al Hotel Inglaterra. Al otro día, falleció en compañía de sus hermanos y compañeros del club que tanto amó.
