Llegó el día del año 100. Un 19 de abril, de 1925, se fundó un equipo de fútbol que se convertiría en el más grande de la historia en Chile: Colo Colo. En el Estadio El Llano, un grupo de Rebeldes que dejó el club Magallanes decidió darle vida a un cuadro que llegó a cambiar las reglas del juego en el fútbol chileno.
Pero, si queremos encontrar el germen del nacimiento de nuestro equipo, hay que trasladarse a 1924. David Arellano, como jugador de Magallanes, viajó por la selección chilena al Sudamericano de Uruguay y vio in situ los entrenamientos de la selección local y Argentina. El llamado fútbol científico. Observó cómo combinaban, como creaban jugadas y, sobre todo, cómo cuidaban a sus jugadores. Por ejemplo, en caso de una lesión, no era el futbolista el que tenía que correr con sus gastos.
Así volvió a Chile, con los deseos de implementar todo lo que vio en territorio oriental. Su partner de mil batallas fue Juan Quiñones, quien siempre lo secundó en todas sus ideas y que lo acompañó en todas las giras a lo largo de Chile junto a los profesores. Pese a su juventud, David Arellano se erigía como figura importante en Magallanes y, por lo mismo, sabía que para poder implementar un nuevo fútbol y profesionalizar la actividad, debía ser capitán.
En su misión, el 4 de abril de 1925 marca un hito crucial. Magallanes hizo la citación para la elección del capitán pero, en el aviso, algo llamaba la atención. “Directorio actual y jugadores del año pasado, hoy a las 4.30 PM en la cancha”. El plan está listo, que sólo puedan votar los jugadores de 1924 y dirigentes (que nunca participaron de la elección), dejando fuera a los recién llegados. Una locura que, en todo caso, tenía un solo fin: evitar que David Arellano sea electo capitán debido a sus ideas revolucionarias.
El deseo de David Arellano antes de fundar Colo Colo
Según relata el libro de Sebastián Salinas, “Por empuje y coraje”, a Arellano le preocupan varias cosas, de las cuales no está de acuerdo. “David no entiende la actitud de ciertos elementos que entran desordenados y despreocupados de su aspecto a la cancha. No comparte la falta de disciplina, celebraciones alborotadas y groseras de goles o victorias, la poca seriedad en los entrenamientos y la actitud de ciertos jugadores, que llegan a jugar ebrios en competencias oficiales”.
Pues bien, dicho 4 de abril, el plan le resultó a la dirigencia: Después de varias artimañas, David Arellano perdió la elección de capitán, cargo que recayó en Julio Frías, quien no era ni titular, ni referente. Claramente comenzó la discusión entre los presentes. Muchos jugadores querían a Arellano como su líder, pero los dirigentes se opusieron. Ahí fue donde tomó la palabra Juan Quiñones quien, en su ánimo de llegar a acuerdos y ver cómo solucionar el tema, usó su labia para tratar de persuadir. Pero no logró nada porque estaba todo armado.
El presidente subrogante de Magallanes, Santiago Nieto, les advierte que “el directorio ya ha designado capitán del equipo y ustedes deben acatar esa designación. Si no la aceptan, la puerta es ancha. A nadie se le detiene por la fuerza en la institución”. Quiñones quiso seguir debatiendo, pero desde el fondo de la sala se escuchó la frase que marcó todo: “Vámonos mejor Quiñones. No se puede con estos viejos. Que jueguen los viejos. Si pueden”.
De Magallanes al Quitapenas
Además de David Arellano, Juan Quiñones, Clemente Acuña, Francisco Arellano, Rubén Sepúlveda y Rubén Arroyo abandonan la asamblea el 4 de abril. Junto a ellos, el utilero Alejandro Arellano. Una vez fuera, comenzaron a caminar por Avenida Independencia y, en el trayecto, se les une Luis Contreras, Nicolás Arroyo, Guillermo Cáceres, Armando Stavelot, quienes los siguieron ante la sorpresa de los primeros que salieron. Incluso, cuando se dieron cuenta, se voltearon con piedras en las manos pensando que los iban a atacar. Al otro día, suman a Absalón y Togo Bascuñán y Humberto Moreno.
Pues bien, llegaron al Quitapenas. Algo apesadumbrado, David Arellano pensaba que para que sus ideas fueran escuchadas, debían a ir a un club de menor envergadura, sin embargo, después de las conversaciones con sus compañeros rebeldes, llegaron a la conclusión de que en cualquier equipo encontrarían las mismas trabas que en Magallanes. Abandonaron el bar temprano con la idea ya en la cabeza: fundar un nuevo club.
Los Rebeldes firmaron su renuncia a Magallanes un 13 de abril en semanas donde seguían reuniéndose en casa de los Arellano, con Rosario Moraga como principal testigo y como una figura crucial en la historia, hasta que llegó el día. Los futbolistas se citaron para el 19 de abril en el Estadio El Llano para darle vida a Colo Colo.
Del Quitapenas al Estadio El Llano: Nace Colo Colo
Llegó el día. El 19 de abril de 1925 los Rebeldes se dieron cita en el Estadio El Llano para firmar el acta fundacional de Colo Colo, aunque con una importante ausencia: David Arellano no está presente, ya que, junto a su hermano Francisco, se encuentra de gira en Chillán junto a la selección de la federación.
11:30 am y los Rebeldes llegan al recinto. En el lugar los espera Tomás Olivos, quien es tesorero de la Asociación Deportiva El Llano y quien les prestó el terreno para que tuvieran sus primeros entrenamientos. Además de su primera práctica, el club debe cumplir con las formalidades fundacionales y, así, la primera presidencia, aunque accidental, recae en Juan Quiñones, quien cita a la primera sesión.
En esta asamblea se elige al primer presidente: Alberto Parodi. Adolfo Mackenna es vicepresidente; Tesorero es Luis Contreras; Secretario Rubén Arroyo; Nicolás Arroyo es elegido como Prosecretario. Por último, los directores serán Juan Quiñones, Enrique Zapata y Guillermo Cáceres. ¿Capitán? Por supuesto que David Arellano.
Camiseta blanca, pantalones negros, medias azules: El primer uniforme de Colo Colo
Es Juan Quiñones el que propone la camiseta blanca por la pureza y los pantalones negros en señal de seriedad y sobriedad. Además, avisa que pretende que el escudo lleve los tres colores de Chile. Guillermo Cáceres dice que tiene una “picada” para las calcetas, que son de muy buena calidad, ya que son productos que compra la Armada en Valparaíso y, por lo mismo su color: azul marino con una franja blanca.
“Todos para uno y uno para todos”, es el lema escogido que, además, va en un timbre que incluye las palabras “Fuerza y Destreza”, sugeridos por Rubén Arroyo. Ahora, eso sí, tocaba elegir el nombre: Luis Contreras dio en el clavo.
Se pensaron en muchas altenrativas: Independencia, O’Higgins, Arturo Prat, Lautaro, entre otros que, después de todo, no llenaban del gusto ya que eran ocupados en otros equipos. Ahí es donde aparece Luis Contreras con la idea del Lonko Colo Colo y que a todos les convence. Chileno, sabio, y rebelde.
100 años de gloria eterna
El resto es historia. Los Rebeldes, quizás, nunca imaginaron que habían formado un club que se convertiría en el mejor equipo de la historia de nuestro país. 34 títulos de Campeonatos Nacionales, 14 Copa Chile, cuatro Supercopas, una Copa Libertadores, una Copa Interamericana y una Recopa, además de 16 torneos nacionales femeninos y una Copa Libertadores Femenina avalan un camino lleno de laureles y de una antorcha inmensa de gloria que alumbrará por siempre con fuego de campeón.