Hablar de Marcelo Barticciotto es hablar de fútbol y de Colo Colo. El ídolo del Eterno Campeón lo ganó todo junto al Popular y se ganó el cariño de todos los hinchas albos y el respeto del fanático del fútbol, sin importar los colores. De hecho, pese al Gol Triste, de igual modo es recordado en Universidad Católica.
Con los títulos obtenidos, es muy fácil pensar que lo logró todo durante su carrera, pero es el mismo Barti quien sabe que le faltó. De hecho, en diálogo con Paulo Flores en su programa “El Almanaque de Florete”, detalló que le “faltaron montón de cosas. Cuando la gente dice ‘lo tengo todo’ me parece que es pecar de soberbio. Siempre nos faltan cosas, no sólo en el fútbol. Uno no logra hacer todo lo que hubiera querido”.
En todo caso, el referente albo dejó en claro que no es un “desagradecido. Yo le agradezco a Dios la carrera que he tenido y el afecto y el cariño que me brinda la gente, pero me faltaron un montón de cosas”. Por ejemplo, Barti pone en el tapete el hecho que pudo “jugar en las selecciones, o en la argentina o en la chilena”.
Además, comentó que otro de sus pendientes fue “jugar en Europa. Tuve la posibilidad porque todos los años me iba y al final no me fui nunca. Volver a jugar en Argentina en algún momento en primera”. De todos modos, el histórico no se arrepiente de nada de lo que hizo, porque el amor del colocolino lo sigue teniendo.
Marcelo Barticciotto y su gran deuda en el fútbol
Claro. El talento lo tenía, pero nunca pudo cruzar el charco. Más allá de su paso por el fútbol argentino en sus inicios y posterior fichaje en el América de México, no salió de Chile al defender a la UC y al Cacique. Pese a ello, sabe que “si hubiese hecho todo eso (ir a Europa o Argentina), quizás no me hubiese quedado mucho tiempo en Colo Colo y no tendría todo el afecto de la gente”.
Cabe recordar que Barti estuvo en el radar de la selección chilena e, incluso, estuvo en la mira de Nelson Acosta para el Mundial de Francia 1998. La primera vez fue en 1991, tras la obtención de la Copa Libertadores, Arturo Salah lo contactó, pero lamentablemente no cumplía con los requisitos para la nacionalización.
Fue en 1998 cuando Nelson Acosta lo quería para compartir equipo junto a Iván Zamorano, Marcelo Salas, el Coto Sierra, entre otros. No obstante, la ley nuevamente fue un impedimento ya que su salida a México (entre 1993 y 1994) interrumpió los años de residencia en Chile y la nacionalización por gracia nunca llegó. Finalmente, sólo pudo recibir su carta como chileno en el año 2000 tras cumplir los cinco años en el país.