La rica historia de Colo Colo, el equipo más importante y grande del país, cuenta con grandes jugadores que marcaron épocas. Ahora bien, pocos nombres han podido ganarse un espacio como ídolos de la institución. Uno que lo logró y con creces, es Marcelo Pablo Barticciotto. El 7 del pueblo, ganó absolutamente todo con el Popular.

Como jugador, levantó los títulos más importantes con los Albos y luego, como entrenador, guio al equipo para consagrarse en el Campeonato Nacional Clausura 2008. Pues bien, la figura de Barti, va incluso más allá de sus éxitos, es que, para los hinchas, su figura representa un sentido de pertenencia para el colocolino.

Desde su llegada a nuestro país, siendo muy joven, se comenzó a gestar una historia de amor que se ha mantenido por prácticamente toda la vida del nacido en Argentina. Con el correr de los años, Barticciotto desarrolló toda su vida en Chile y hoy por hoy, se mantiene como un referente absoluto.

Así como su camino estuvo marcado de hitos, también lo tuvo su adiós. Luego del año 2002, uno de los más complicados en la historia de la institución, Marcelo Pablo estuvo presente en la quiebra del club, fue un líder en aquel equipo que consiguió el título de campeón y semanas más tarde, terminaría dejando la actividad.

A 22 años del retiro de Marcelo Pablo Barticciotto

Un 11 de enero del año 2003, se vivía una nueva edición de la popular Noche Alba y aquella instancia, fue la elegida por Barti para anunciar su retiro oficial del fútbol. En una jornada cargada de emoción, el gran ídolo se despedía de los hinchas, en lo que fue, sin dudas algunas, un momento imposible de olvidar.

En este contexto, el hoy comentarista deportivo, utilizó su cuenta de Instagram, para recordar lo que fue aquel momento. “Hoy se cumplen 22 años del día en que dejé de hacer una de las cosas que más amaba en la vida y con la que tanto soñé de niño. Quería jugar a la pelota, eso era lo que quería hacer todo el día, de la mañana hasta la noche, hasta que nuestras mamás nos llamaban para que nos fueramos a bañar, al otro día había que ir al colegio. Así crecí jugando todo el día, con una pelota, era lo único que queríamos de regalo, para navidad, para reyes o para el cumpleaños, una pelota de fútbol”, comenzó escribiendo.

“(…) Día triste ese 11 de enero del 2003, mi viejo había fallecido un mes antes y yo había alargado la despedida para esperarlo a él, ya que a pesar de estar muy enfermo me decía, Marce, esperame porque me voy a poner bien, quiero estar, quiero viajar a Chile para verte, era un colocolino más Pichi. Lamentablente no pudo estar, y en esa despedida faltó aquel que me acompaño a todos lados, el que sufría desde afuera, el que hacía fuerzas desde donde estaba para traspasármelas a mí”.

Para finalizar, Barti entrega unas palabras con algo de melancolía, por el hecho de haberle dicho adiós a su gran pasión. “Después la vida es plana, pocas cosas te conmueven como lo hace el fútbol. Sé que hay cosas más importantes, ustedes pensarán que exagero, pero les puedo asegurar que para los que amamos éste deporte hermoso. Cuando llega el día de dejar de hacerlo se nos viene el mundo encima, y uno sigue adelante… pero pucha que cuesta”, cerró.