El 2 de diciembre de 2004 quedó grabado para los hinchas albos tras presenciar tal vez uno de los goles más hermosos de la gigantesca historia de Colo Colo. Ese día Miguel Ramírez se vistió como el mejor de los rematadores al anotar desde casi 50 metros de distancia en el Estadio Sausalito ante Everton de Viña del Mar.

Miguel recuerda lo que fue ese tanto para él, sobre todo porque no fue obra de la suerte, ya que según sus palabras había estado practicando darle así al balón precisamente el día anterior.

“Ese gol fue bien especial, jugábamos contra Everton en Viña. El día anterior viajamos en Casablanca, entrenamos en Algarrobo, ahí concentrábamos, entrenamos en una cancha en Casablanca bien buena que hizo el viejito Ceballos qepd, quien arreglaba las canchas en el Monumental”, afirmó Ramírez en conversación con el sitio RedGol.

Siguiendo con la historia señala que “hicimos la última práctica ahí. No participaba de la práctica de tiros de esquina, se estaban practicando en el arco norte, en el arco sur estaban todos los demás balones, yo estaba en la mitad de la cancha. Pedro Oñate, que era nuestro kinesiólogo, desde ese arco sur empezó a tirar los balones para mitad de la cancha para juntarlos, porque la práctica estaba terminando”.

 

“Nosotros bromeábamos bastante, éramos de bromas pesadas. Cuando él tiraba los balones para la mitad de la cancha, yo le pegaba de vuelta. Llegó un momento que él se quedó en el arco, me tiraba la pelota y yo de sobre pique le pegaba. Nos quedamos practicando esos 10, 15 minutos finales del entrenamiento. De tanto pegarle y repetir ese gesto técnico, me contracturé el cuádriceps”, agrega.

Recordando lo que fue la acción en ese encuentro ante los viñamarinos, Ramírez concluyó que “la coincidencia es que, en el partido mismo, hubo un córner. Si se fijan yo estaba en la mitad de la cancha, era el último hombre, esperando si había un contraataque. Entonces viene el tiro de esquina, un cabezazo, otro cabezazo, bote, bote y sobre pique. Fue exactamente como los balones que estuve practicando 15 minutos. No lo sentí el empeine, fue consecuencia de estar repitiendo y repitiendo. Por eso uno en el entrenamiento busca tener ese gesto técnico bien aprendido, mediante la repetición. Son cosas que uno aprende tarde”.

En ese torneo de Clausura 2004 el Cacique llegaría hasta las semifinales de los playoffs, instancia donde terminó siendo eliminado por Cobreloa, equipo que más tarde terminaría por consagrarse campeón del certamen.