La historia dice que Colo Colo y River Plate comparten una gran cantidad de jugadores que vistieron ambas camisetas. De José Varacka hasta Pablo Solari, pasando por Eladio Rojas o Claudio Borghi. Lo cierto, es que muchos de los futbolistas que militaron en ambos equipos, fueron muy reconocidos, aunque algunos tuvieron mejor suerte que otros. Uno de los casos a destacar es el de René Houseman, campeón del mundo que, luego de un breve paso por el Millonario, llegó a Cacique.
El Loco se formó en Excursionistas de Argentina y, tras pasos por clubes menores, llegó a Atlético Huracán de César Luis Menotti donde brilló y logró grandes campañas que lo llevaron a ser seleccionado argentino en 1978, levantando la Copa del Mundo. En 1981 partió a River Plate, aunque no logró consolidarse. Así, en 1982, se convirtió en refuerzo de Colo Colo, causando un gran revuelo a nivel nacional.
Es que, si bien era un virtuoso en el campo de juego, fuera de este, tenía un comportamiento que no era común en los futbolistas. Fumador como ninguno, Houseman también tenía un problema con el alcohol, por lo mismo, en su llegada a Chile tuvo que dar muchas explicaciones. Fue el presidente de Colo Colo en aquella época, Naín Rostión y el técnico Pedro García, quienes viajaron hasta Buenos Aires para convencerlo de cruzar la cordillera. Es que, pese a sus vicios, dentro de la cancha era un deleite, no por nada muchos aseguraban que era uno de los mejores futbolistas en la historia trasandina y que, incluso, pudo estar al nivel de Diego Maradona.
“En Santiago se ha hecho mucho barullo en torno a mi contratación por parte de Colo Colo. Yo no puedo ir a explicarle a cada persona o a cada periodista que lo pasado, pasado está y que ahora vengo en busca de mi última posibilidad”, declaraba el futbolista en la extinta revista Deporte Total. Es que, además, su salida de Huracán no fue de las mejores, de hecho, su entrenador, Alfio Basile, dejó en claro que “conmigo, Houseman no juega más”.
Los recuerdos de Pedro García, técnico de Houseman en Colo Colo
Quien lo conoció bien fue el extécnico del Popular, Pedro García. Una vez que se enteró de su fallecimiento conversó con La Tercera y reveló que “sabía de su comportamiento. Fue importante ir a Argentina para pedirle lo que queríamos de él. Nunca falló a un entrenamiento. Nunca faltó a una obligación deportiva. Con Colo Colo se comportó a la altura”.
Otro que lo recuerda con cariño y con una gran admiración es Leonel Herrera padre. Chuflinga también habló con La Tercera y destacó el hecho que “hacía cuestiones raras con la pelota. La deuda es por las condiciones que tenía. Debió ser uno de los mejores argentinos que pasó por Chile, pero no se entregó como un profesional. Era impresionante lo que fumaba en el camarín, en el almuerzo, en todas partes”.
Su problema con el alcohol siguió hasta 1993. En aquella oportunidad, un accidente lo hizo comprender en lo que estaba inmerso y decidió dejar la bebida. En aquellos años, Houseman contó que “cuando dejé el fútbol, mi vida sólo estaba dedicada a esa porquería que es el alcohol, pero no había montado nunca ningún número hasta esa fecha. Ese día, me caí con mi hija en brazos y casi la atropella un autobús. Mentalmente, aquello me hizo cambiar. Hice que me internaran y pasé 22 días en el hospital. Después de aquello, ni una gota más“.
En el Popular sólo estuvo un año, temporada en la que disputó 33 partidos y convirtió seis goles. Ganó el título de la Copa Polla Gol de 1982, torneo en que le anotó a Universidad de Chile en la liguilla final. El otrora delantero campeón del mundo en 1978 falleció en 2018, a los 64 años edad, producto de un cáncer de lengua que lo afectó por bastante tiempo.
