Lizardo Garrido vivió semanas muy complicadas tras ser diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda. Pero el ex defensor dio la pelea, y luego de someterse a diversos tratamientos, fue dado alta, también gracias al trasplante de médula ósea de parte de su hija María José.
Gracias a eso, el Chano volvió asus funciones en el Estadio Monumental y ha podido participar de las distintas actividades del club como el lanzamiento del documental “A morir por el Colo”, el cual registró el lado más humano del título de la quiebra.
Fue en dicho evento donde repasó su estado de salud y aprovechó de agradecer todas las muestras de cariño que ha recibido de la gente durante su proceso de recuperación.
“Me siento muy querido”
En conversación con Radio ADN, el ex zaguero quiso “agradecer a la gente de todo el país que me mandó energías, amor, buena onda, fue verdaderamente increíble. Estoy mucho mejor, deben saber lo que significa una leucemia, la tenemos controlada hasta el momento, me estoy haciendo chequeos cada 15 días y células cancerígenas en mi medula ya no hay”.
Pero una de las revelaciones más emotivas fue un lindo detalle que le prepararon los médicos durante sus ciclos de radioterapia. “Todos los que me hicieron radioterapia estaban con la camiseta de Colo Colo, fue una emoción muy grande, entiendo que lo hicieron para que estuviera más tranquilo, pero ya está la enfermedad y tengo que vivir el día a día y no tengo ninguna duda que me voy a mejorar”, agregó.
Finalmente, reconoció lo difícil que ha sido encarar su enfermedad, pero fiel a su estilo luchador siguó adelante. Aprovechónuevamente de referirse al incondicional apoyo que recibió de parte de sus seres queridos y también del club.
“Ha sido difícil, quise tirar la toalla, pero conversé con mis hijos, con mi familia y la cantidad de gente que me enviaba mensajes, me hizo cambiar, pero acá estamos. Colo Colo se ha portado maravilloso, todos se han portado muy bien conmigo y ustedes también, es el momento de agradecer. Uno siembra y cosecha y sin ser arrogante. Respeté mucho a los jugadores, siempre tuve mucho respeto por lo que venían de más abajo, los entrenadores, la gente que trabajaba en el club y me siento un tipo muy querido”, cerró.