El pálido empate sin goles entre Colo Colo y Deportes Temuco en la ida de la tercera fase de la Copa Chile estuvo marcado por un fuerte encontrón entre Gustavo Quinteros y Maximiliano Falcón.

Corría el minuto 80’ del encuentro, cuando Peluca fue a apurar a un rival que estaba en el suelo y los temucanos se le fueron encima para increparlo y provocarlo para que se gane una segunda tarjeta amarilla. Tras eso, llegó el DT para recriminarle y sacarlo de la discusión con un empujón. No obstante, ambos le bajaron el perfil a la situación.

Uno que se refirió a esta polémica fue Cristián Basaure en el programa RedGol en La Clave, donde no le dio mayor importancia debido a que son cosas del juego, pero se cuadró con el futbolista por la forma en que el estratega le llamó la atención.

En primera instancia, aseguró que “es llamativa la forma, no es la idónea, pero no le doy más dimensión de lo que tiene, porque esas cosas se solucionan con un palmetazo, son calenturas del momento y no hay que sobredimensionarlo. Es particular que pase nuevamente entre el mismo jugador y el técnico, pero la forma es fundamental”.

Sobre la actitud del uruguayo, el comentarista sostuvo que “es una reacción. Está la autoridad del entrenador, pero para un futbolista que te hagan eso en público, que te empuje, te diga tonto tampoco es muy lindo. La jerarquía dice que está primero el entrenador y después el futbolista, pero creo que Gustavo Quinteros se equivoca en la forma, no en el fondo, porque lo podía dejar con 10 jugadores”.

Bajo esa misma línea, el exdefensor indicó que “la forma no me parece porque expone al futbolista y este le puede responder, son cuestiones que pasan, deberían pasar. Hay que ver cómo se desarrolla después esta noticia”.

Para finalizar, comentó que estas situaciones pueden traer consecuencias en el camarín. “Es un tipo con oficio, no son casuales sus reclamos, sabe lo que puede generar. Son las reglas del juego, pero cuando ha reclamado futbolistas el resultado ha sido positivo para el club, pero no puede estar reclamando constantemente en un equipo grande que tiene más recursos que los otros. Hay un grado de responsabilidad cuando se juega de cierta forma, porque adentro genera una sensación de insatisfacción porque siempre pide gente de afuera y no confía en lo de adentro. Eso provoca fricciones en las confianzas internas para el futbolista, lo puede gestionar de mejor manera”, cerró.