Los problemas eran cada vez más evidentes en Colo Colo. No había luz, la sede de Cienfuegos era tomada por el no pago de remuneraciones, el club estaba tocando fondo y el caos se apoderaba de la institución más ganadora del país. Un 23 de enero del 2002 se declara la quiebra.

Ni los títulos ni el amor de sus de hinchas podían evitar la sentencia impuesta por la jueza Helga Marchant por una deuda que superaba los 30 millones de dólares. Este cataclismo repercutió en el plano deportivo con las salidas de Héctor Tapia, José Luis Sierra, Francisco Rojas, Claudio Arbiza y el retiro de Marcelo Ramírez.

Por el pobre desempeño futbolístico de torneos anteriores muchos auguraban un 2002 de pesadilla, pero Jaime Pizarro y un grupo de jóvenes con un enorme corazón blanco dirían otra cosa.

“A morir por el Colo”

Muchos de sus protagonistas recordaron junto a DaleAlbo uno de los momentos más difíciles, pero a la vez más emotivos del Cacique, empezando por Sebastián González, uno de los que tuvo que asumir un nuevo rol de líder de un plantel con poca experiencia.

“Nos quedamos yo, Espina, Barti y David Henríquez. El resto eran jugadores que venían de préstamo y otros que Jaime pudo sacar de las inferiores, como Claudio Bravo. Todos venían a ganarse una oportunidad, y era la chance de vestir la camiseta de Colo Colo. Convivíamos con la humildad que se manejaba el club y con consciencia del momento que vivíamos. Éramos todos colocolinos”, relató.

Luis Mena es otro de los que irrumpió con fuerza en ese equipo. “Casi todos los que estábamos nos conocíamos desde chicos. La primera idea era jugar en Colo Colo, era nuestro sueño. Hicimos una mancomunión muy linda. Vivimos momentos muy difíciles, todos los días nos esterábamos por la prensa que el club podía desaparecer y eso generaba una pena inmensa porque casi todos éramos formados en casa. Pensábamos como aportar ese granito de arena para que Colo Colo saliera de la quiebra”, añadió.

La gran mayoría de referentes y experimentados del equipo se fueron, pero a pesar de la adversidad, un super campeón como Marcelo Barticciotto decidió quedarse. “Tuvimos que hacer muchas cosas ese año. Primero bajarnos los sueldos, empezamos a ir en bus a todos lados, incluso viajes largos como a Puerto Montt que antes hacíamos en avión, nos cambiamos de hotel. Después teníamos que colaborar en lo que sea para que el club no desapareciera”, expresó el 7 del Pueblo.

El compromiso era inmenso, los jugadores tuvieron que jugar siempre dos veces a la semana para generar recursos que ayudara a pagar los sueldos, hacer actividades extrafutbolísticas y en momentos de incertidumbre su camiseta “A morir por el Colo” les dio oxígeno.

“Todos con plumones cortamos las camisetas primera Nike que nos pasaba Colo Colo y termina siendo super emblemática. Surge de esa faceta de garra, de fanático, de hincha que quería jugar en el terreno de juego. Tiene hoy día un sello, ese partido teníamos que perderlo por todos lados y lo terminamos ganando”, recuerda Chamagol, el encargado de impulsar esa casaca.

Llenaste de orgullo a tu hinchada con tu semillero

Colo Colo tuvo que completar su plantel con jugadores formados en casa, donde muchos habían debutado hace poco, hacían sus armas por primera vez en el profesionalismo o sumaron experiencia a préstamos en otros clubes. Braulio Leal desclasifica cómo encaraban ese momento y resalta la importancia de sus líderes.

“Nos llegan noticias de que el club había quebrado. Estábamos entrenando en pretemporada, sin saber si Colo Colo iba a seguir funcionado. Era un camarín complicado para nosotros los más chicos, por todo lo que habían logrado los jugadores que estaban antes. Pero me topé con un gran tipo como Barti, me ayudó mucho. Me dijo que nadie me quitara el sueño de ser jugador de Colo Colo, que uno puede debutar, jugar un partido, pero nadie te puede quitar el sueño de ser campeón en Colo Colo. Eso es algo que le podría transmitir a los jugadores jóvenes de todos los clubes. Barti es mi ídolo”, recuerda con cariño.

Muchos juveniles sienten ansiedad de partir rápidamente al extranjero o amarrar suculentos contratos sin quemar etapas, pero eso no existía en el plantel del 2002. “En esa época, para nosotros más que jugar en el extranjero, queríamos jugar toda la vida en Colo Colo”, lanzó Luis Ignacio Quinteros.

El ex delantero agrega que "era la gran posibilidad, porque la situación del club nos permitía jugar. Era decir no perdemos nada, somos jugadores jóvenes, entramos sin ese temor y con las ganas. Con el Chama saludábamos a la Garra, y me decía ‘cuanto tiempo soñamos esto’. Vimos pasar tantas figuras, sentir que estábamos ahí con un Monumental lleno, era una locura, empezamos a sumar las cosas. Era todo muy comprometido, era agradable estar en ese plantel”.

 

 

Muchos señalan que el arco es el puesto de mayor responsabilidad de un equipo, así como también el más ingrato. Por esa razón muchos apuestan por poner gente con experiencia, pero con las partidas de Arbiza y Rambo Ramírez, le llegó la opción a Eduardo Lobos con 21 años.

“Tuve que asumir la responsabilidad en Colo Colo donde nunca es fácil y habían pasado tremendos arqueros como Daniel Morón, Marcelo (Ramírez) o el Cóndor Rojas. Me tocó asumir en una situación diferente, estábamos a punto de desaparecer. El año anterior se fueron tremendos jugadores y eso nos dio la posibilidad a los formados en casa de tomar la responsabilidad, pero yo siempre dije que estaba preparado y encantado de asumirla, me preparé toda la vida para eso”, expresó.

Cuando el equipo anda mal, la hinchada lo hace ganar

“Se hablaba mucho de que Colo Colo iba a desaparecer. Pero era increíble cómo la gente se volcó en ayuda del club, se jugaba siempre a estadio lleno”, narró Manuel Neira.

Rodolfo Madrid también destacó la actitud de los hinchas y cómo hacían filas para la Colotón. “Nunca había visto que se uniera tanto el tema de hinchas y los jugadores. Cuando se hizo la Colotón, la gente iba y donaba plata para que el club no desapareciera. Para nosotros esas cosas eran impensadas de vivirla, era impresionante de verlas, como el hincha fanático iba para que el club se mantuviera con recursos. No sé si a otro club del mundo le ha tocado vivir. Para mí es algo inolvidable por todo el esfuerzo que hicimos”, agregó el ex lateral.

En esa misma línea, Luis Mena recuerda “dos partidos maravillosos a estadio repleto. Uno con Cobresal, donde Barti marca su último gol como profesional, y otro con Audax que ganamos 3 a 0, ver el Monumental así de lleno fue maravilloso. La gente salió a la calle, nos ayudó, se comprometió en todo momento”.

Juntar recursos como sea

Los viajes a regiones para jugar amistosos se volvieron constantes, llegando a jugar 72 partidos ese 2002. “Íbamos todas las semanas en bus para jugar a otros lados y conseguir dinero para costear los sueldos. No fue fácil, pero tengo un recuerdo maravilloso, porque la mayoría de los jugadores eran formados en casa y lo único que queríamos era salvar a Colo Colo”, contó Manuel Neira.

"Ni me acordaba la cantidad de partidos y escuchando a Braulio en una nota diciendo que jugamos más de 70 ese año, no lo podía creer, es una locura. Después escuché a Lucho Mena decir que jugábamos el domingo por el campeonato y viajábamos el martes a Algarrobo, jugábamos a las 10 de la noche y volvíamos a las 3 de la mañana, al otro día entrenábamos y jugábamos el sábado de vuelta", agregó Nacho Quinteros.

Pero no sólo generaron dinero jugando fútbol, ya que también tuvieron que asistir a programas de televisión. “Teníamos que ir a programas como Venga Conmigo, teníamos que bailar a Axé a Mekano y cosas que no hacíamos”, agregó Luis Mena.

Sin duda que más de una incomodidad sintieron los jugadores por hacer cosas para las que nunca se prepararon. “Fue súper raro, uno está acostumbrado a jugar y que te graben. Me acuerdo cuando nos tocó a bailar el 'onda onda' con el Chama, Rodolfo Madrid, éramos como cuatro o cinco. De jurado estaba Marlén Olivarí, estaba más nervioso que jugar un clásico, era súper descoordinado, no era muy bueno para el Axé jajaja. Eran programas juveniles nos tiraban la talla, aunque por otro lado sabíamos la situación del club, lo hicimos como nos saliera y estábamos contentos”, detalló Quinteros.

Ese año era común ver jugadores albos en comerciales. "Me tocaron dos con Pepsi. Al principio ese comercial terminaba muy fome, tenía una música muy mala. Me metí y digo que canten ‘como no te voy a querer’ y cambió. Sale un tipo que va a pedir trabajo, el jefe le dice ‘muéstrame el curriculum’. El jefe sirve la bebida y eso les genera un primer vínculo, empieza el ‘cómo no te voy a querer’ y ahí sale el vínculo de que ambos eran colocolinos. Me tocó hacer uno del Ace lo hace, ir al Banco del Estado para que hicieran aportes. Me hicieron tirarme como 50 chilenas, tenía que aguantar, estar todo el día grabando y no me daban niun peso, pero lo hacía para apoyar al club ", profundizó Chamagol.

Campeón en la quiebra, no lo olvido más

Ese año Colo Colo sorprendió siendo el equipo que más puntos sacó en la tabla acumulada, volvió a ganar a Cobreloa en Calama tras 22 años, goleó a Universidad de Chile que venía de sumar su último triunfo en el Monumental y se quedó con una final ante Universidad Católica. Temporada redonda por donde se le mire.

“Ese título es inolvidable y obviamente nos marcó a todos los futbolistas formados en casa. Ese equipo se sobrepuso a un montón de cuestiones que había en ese momento, sin dinero para pagar nuestros sueldos. Es un club muy grande y tiene mucha gente trabajando. Había que seguir para que pudiésemos subsistir y finalmente logramos el objetivo. Ese título sirvió para que Colo Colo no desapareciera”, destacó Braulio Leal.

“Lo logramos a duras penas, porque el club estaba desapareciendo. Pero sentirnos parte de esa historia, lo tomo como un título que lo disfruté al máximo, con una base de muchos canteranos, muchos jugadores que soñábamos con eso, y se nos cumplió en el 2002. Es inolvidable”, agregó Luis Mena.

Aquel título fue el último de Marcelo Barticciotto, quien tras ese torneo colgó los botines, por lo que fue muy especial para él, sobre todo por una gran pérdida que sufrió. “Nosotros ese campeonato se lo dedicamos a Marcelo, justo había fallecido el Pichi (su padre) y él no estaba muy bien. Ese campeonato fue para él, se lo dedicamos. No quería recibir la copa de campeón y al final se subió al podio con todos nosotros, junto a Marcelo Espina”, reveló Manuel Neira.

La importancia de Jaime Pizarro y Marcelo Espina

Mucho se destaca a los jóvenes con hambre de gloria, pero sin la guía de Jaime Pizarro como DT y Marcelo Espina como capitán en la cancha, este hecho no lo estaríamos contando. “Él (Pizarro) nos llamó para volver a Colo Colo de préstamo para vernos a todos. Era muy serio, es muy especial, serio, exigente, disciplinado. Lo que marcó Jaime Pizarro no se puede ensuciar, fue alguien importantísimo para nosotros”, manifestó Quinteros.

“El pilar principal fue el respeto que se le tenía a Jaime, la función de (Ariel) Palena, fue importante de ir manejando a un plantel. Tuvimos claro de un principio que no se tranzaba con la indisciplina, era la oportunidad más importante de trascender en Colo Colo”, rescató Chamagol González.

 

 

Respecto al rol del Calamar, quien volvió el año anterior desde España, Quinteros señaló que "pueden decir era un plantel joven, pero también estaba un Marcelo Espina que rendía y jugaba todos los partidos. Ahí te das cuenta de que con un descanso normal y entrenando de buena manera, uno perfectamente puede jugar dos torneos sin problema. Lo que hizo no se puede manchar nunca".

Colo Colo ha tenido campeonatos de todo color, con muchas luces y otros con mejor juego. Pero por la mística e identificación del plantel del 2002, el apoyo masivo de la gente, triunfos simbólicos y la situación institucional que se vivía, se puede considerar al título de la quiebra como el más emotivo de nuestra historia.