La derrota de Colo Colo ante Jorge Wilstermann por la Copa Libertadores 2020 fue una muestra más de la nefasta temporada que está viviendo el Cacique, sellando una triste eliminación de toda competencia internacional al terminar en un humillante último lugar en el grupo C del certamen continental.

Lo de ayer ante los bolivianos fue el punto final de una serie de pésimas decisiones desde la plana mayor de Blanco y Negro, quienes no se tomaron en serio la competencia en un grupo bastante más abordable que, por ejemplo, el que le tocó a Universidad Católica, vigente campeón del fútbol chileno.

Todo comenzó a fines de febrero, cuando se tardaron demasiado en despedir a Mario Salas a pesar del mal desempeño que estaba teniendo en el primer equipo, sobre todo en el manejo que tenía con los más experimentados del plantel.

Su despido se produjo apenas días antes de debutar en la Libertadores ante Wilstermann. Sería Gualberto Jara el elegido para tomar el cargo de DT de forma interina y, en un discreto cometido, vio como el Cacique caía por 2-0 en Cochabamba.

Jara seguiría en el cargo, llegando incluso a vencer a Athletico Paranaense en el Monumental en la fecha 2 del grupo C, un resultado esperanzador pensando en el futuro. Lamentablemente la pandemia del coronavirus hizo de las suyas, suspendiendo la actividad por largos meses.

De forma sorprendente Gualberto Jara seguiría en el cargo en los días sin fútbol, donde la guinda de la torta del pésimo manejo de ByN se la llevó el completo abandonó que sufrió el primer equipo en medio de las fallidas negociaciones de la rebaja de sueldos. El plantel, en medio de una competencia internacional, se quedó meses sin siquiera trabajar vía remota.

De regreso a la competencia la falta física se vio notoriamente en el Monumental, donde todavía no se sabe de victorias en la competencia local, marchando penúltimo en la tabla de posiciones en puestos peligrosos de descenso directo.

Volviendo a la Libertadores, Jara siguió como entrenador albo, mostrando un nivel lamentable, donde si bien se le ganó a Peñarol en condición de local, se cayó de forma inapelable ante Athletico Paranaense y los mismos uruguayos de visita.

La llegada de Gustavo Quinteros se produjo demasiado tarde, tomando a un equipo por el suelo física y futbolísticamente hablando tras el mal trabajo de Jara en la banca. Así se vio ayer ante Wilstermann, donde los albos fueron incapaces de romper la aplicada defensa boliviana y terminaron cayendo en la agonía del encuentro.

Con este tipo de trabajo lamentable desde Blanco y Negro solo queda decir lo siguiente: se lo buscaron. Era imposible pensar en un presente mejor si se analiza las decisiones que se tomaron a lo largo de este 2020. Lo preocupante es que todavía queda salir del fondo en el torneo local, donde de no mejorar los resultados podríamos adentrarnos en una angustiante lucha por no descender cuando entremos en un momento clave del certamen.