No hay dudas de que este 2020 está siendo un año para el olvido en Colo Colo, con papelones tanto a nivel deportivo, como en el plano institucional. Esto ha desencadenado una crisis sin precedentes, ya que en los años de la quiebra al menos el equipo andaba en la cancha.

Una cadena de errores y decisiones que bordean lo impresentable, al punto de exponer a la institución en un ridículo nunca antes visto y tener al Cacique peleando los últimos puestos del torneo, con un rendimiento muy pobre que desalienta a muchos.

El año comenzó mal con la ratificación de Mario Salas en la banca, a pesar del tremendo bajón de rendimiento el segundo semestre pasado y estando evidentemente distanciado del plantel. El problema es que la confianza duró apenas cinco fechas, ya que fue despedido luego de caer con Curicó y hubo que buscar DT con el torneo en desarrollo.

Pero en la conformación del plantel también hubo errores, ya que el equipo no amarró un volante mixto que tanto pena en estos momentos y también se vio envuelto en su primer papelón público cuando anunciaron el fichaje de Nicolás Díaz sin el consentimiento de Palestino, dueño de su pase.

El cuadro árabe comunicó que los albos hicieron una interpretación errónea de su cláusula y finalmente fue vendido al fútbol mexicano. El Cacique se quedó sin tiempo no pudo encontrar un nuevo zaguero que también hace falta hoy.

Colo Colo vive uno de sus peores años tanto en el ámbito deportivo como institucional.

Colo Colo vive uno de sus peores años tanto en el ámbito deportivo como institucional.

Después vino seguramente uno de los ridículos más grandes con la frustrada llegada de Luiz Felipe Scolari, donde Aníbal Mosa, Harold Mayne-Nicholls y Marcelo Espina se sacaron una foto en el avión que los llevaba a Brasil para negociar con el estratega, dando una falsa expectativa a los hinchas. Cuando el timonel de la concesionaria daba por cerrada la operación, se enteró en transmisión televisiva de la negativa del ex DT campeón del mundo.

Posteriormente vino la pandemia del coronavirus que postergó los planes de todo el fútbol mundial, por lo que en Blanco y Negro decidió congelar la búsqueda de un nuevo entrenador y apostar por mantener a Gualberto Jara hasta fin de año. El problema, es que nuevamente demuestran una falta de confianza en sus propias decisiones ante la evaluación semanal que hacen de su continuidad.

Entre medio vino el peor de los incendios por la fallida negociación con el plantel por un reajuste salarial para sortear la crisis de la pandemia. Al no llegar a un acuerdo enviaron a todos los jugadores a la Ley de Protección del Empleo, provocando un quiebre insalvable en las relaciones.

Tras varias negociaciones, los jugadores y la dirigencia no lograron un acuerdo por el reajuste salarial.

Tras varias negociaciones, los jugadores y la dirigencia no lograron un acuerdo por el reajuste salarial.

Los jugadores estuvieron con sus contratos suspendidos, pero hubo algunos futbolistas extranjeros que se quedaron a la deriva por no tener cotizaciones en nuestro país y ni siquiera con el arriendo de sus domicilios, lo que gatilló más molestias en la interna.

Lo peor, es que, sin medir consecuencias de esta decisión, dejaron al equipo sin pautas de trabajo por tres meses, quedando varios pasos atrás en relación con los otros clubes en la preparación. Esto se ha notado en el reinicio del fútbol, especialmente en el plano físico y la gran cantidad de lesionados que tiene el plantel.

 

Pero todo ese mamarracho anterior no sirvió para nada. La Dirección del Trabajo dio la razón a los jugadores, por lo que casi todo lo que Blanco y Negro pensó se ahorraba, lo tendrá que pagar en multas y la deuda que tiene con ellos.

A eso se suma lo de los dineros que le debían a un grupo de jugadores por conceptos de derechos de imagen y arriendo de pases. Insólitamente, no sabían antes que no debieron dejar de pagarlos, por lo que tuvieron que llegar a un arreglo que generó una molestia en el resto del grupo, provocando otro quiebre entre ellos.

 

 

Para coronar, está el conflicto legal con Umbro que puso término anticipado a su vínculo que vestía a Colo Colo, el delicado momento de Leonardo Valencia donde la institución se ha llenado de críticas por la falta de declaraciones al respecto y ni hablar del penúltimo lugar en el torneo.

Lo ocurrido ayer con la suspensión del partido con Deportes Antofagasta, más la desprolija organización que tuvieron de su retorno desde Brasil, son sólo la guinda de un pastelazo que ha sido la gestión de Blanco y Negro sólo este 2020. Lo peor, es que no estamos ni a octubre.