Pocas veces en la historia de la concesionaria, el nombre de un entrenador había generado consenso. Sus éxitos en Universidad Católica y Sporting Cristal, además de su marcada vocación de ir hacia adelante, lo volvían un candidato ideal para tomar las riendas de Colo Colo. Pese a su prometedor inicio, a nueve meses de asumir, el panorama es desolador y son el tercer peor equipo del semestre.

 

Los objetivos paulatinamente se han ido derrumbando antes de comenzar septiembre. Una inesperada eliminación en primera fase de Copa Sudamericana contra un equipo de segundo orden en Ecuador fue el primer gran fracaso

Tampoco ganó ningún clásico, ítem donde el Cacique se había vuelto fuerte en los últimos años. Perdió dando una mala impresión ante la UC como local y luego no fue capaz de ganarle a la peor Universidad de Chile de la década, en un partido que perfectamente pudo haber perdido.

Lo peor, es que a tres meses del final del Campeonato, el Cacique ya se despidió del título. La forma también es mala, no se muestra una idea de juego, el equipo se ve confundido, el técnico pareciera que no tiene a quién recurrir para remontar la adversidad, cuando hace cambios pareciera que no corresponde a una lectura táctica, sino a buscar lo que salga lanzando más atacantes al choque.

El hecho de que le anoten rápido y siempre parte en desventaja, es otra señal del trabajo. No es una casualidad la escasa productividad del equipo en los primeros tiempos y llegó a un momento de la temporada que los minutos finales no pueden pueden salvar el día.

No es al azar que al Cacique le anoten tanto por arriba, a pesar de que en gran parte de la campaña se jugó con buena altura en la última línea. Tampoco se puede dejar de lado el pésimo rendimiento del equipo como visitante, donde no se gana desde el 3 de marzo, en un duelo con Curicó por la tercera fecha del campeonato, encuentro que los albos iban tranquilamente 4-1 arriba y casi se los empatan.

 

Para que decir en los fichajes. Pablo Mouche fue el único que rindió y marcó diferencias, pero extrañamente, Salas lo borró del once inicialha mostrado con él la severidad que no es capaz de imponer con Gabriel Costa, su gran apuesta, pero que no ha resultado, con quién insiste una y otra vez, pero casi nunca lo ha dejado en la banca.

Los centrodelanteros que llegaron han demostrado que no están a la altura de suplir a Paredes. Vilches lleva cuatro goles, pero en apenas dos partidos, en tanto Parraguez sólo hizo uno. Entre ambos llevan las mismas conquistas que el Tanque que menos minutos ha jugado desde su retorno al Cacique.

Iván Morales fue el que más rindió, pero por la orilla. Sin embargo, Salas también lo sacó, incluso de las citaciones y sin aclarar las razones, a pesar de ser el único sub 20 que le ha cumplido.

Ronald De la Fuente, otro de los fichajes que prometía, no se ha afirmado en la titularidad. Mermado por la grave lesión que sufrió en la tercera fecha, terminó siendo relegado por una lateral derecho (Opazo). 

Colo Colo tuvo tres meses para enmendar el rumbo durante el receso, cuando aún estaban a cuatro puntos de la UC, pero la dirigencia mostró pasividad al momento de fichar jugadores. Al final sólo llegó Iván Rossi, pero de emergencia y se les escaparon Leo Valencia, Leonardo Gil y Martín Rodríguez, en un equipo donde han penado las variantes creativas por las prolongadas ausencias de Valdivia y Valdés.

Así vive Mario Salas estos días en el banco de Colo Colo y el panorama actual no parece muy alentador para mejorarlo, seguramente por eso todos dan por perdido el título y se concentran sólo en asegurar la Libertadores. Pero cuidado, ese objetivo también se puede escapar si no se encuentran soluciones pronto y ese es deber del entrenador.