Tras la traumática campaña del 2020, en Colo Colo era evidente la necesidad de reforzar muchas zonas claves para poder pensar en pelear por objetivos a la altura del club como disputar el título y meterse en copas internacionales.
Sin embargo, este mercado de pases ha traído muchos dolores de cabeza a Gustavo Quinteros, quien ha expresado su molestia por la demora en la llegada los últimos refuerzos que pidió para completar el plantel, especialmente, el defensa central y el nueve. La salida de 11 jugadores obligaba a buscarles reemplazo y las cinco incorporaciones que llegaron no tienen satisfecho al cuerpo técnico.
El DT está molesto por la forma de negociar de la concesionaria. Hubo marcadas diferencias al momento de designar nombres para armar el plantel, por la demora o falta de comunicación con los jugadores que interesaron.
Si bien llegaron jugadores muy interesantes, eso no quita queBlanco y Negro ha sumado muchos fracasos en este mercado. Si bien algunos eran muy costosos para la realidad del club, en ocasiones no hubo capacidad para traer a jugadores que estaban con el pase en su poder o con precios más accesibles.
La lista de jugadores que se cayeron la engrosan Fabricio Formiliano, Octavio Rivero, Favio Cabral, Branco Ampuero, Thomas Galdames, Erick Wiemberg, Jens Buss, Cristián Palacios y Cecilio Waterman.
Una estrategia poco exitosa
Colo Colo decidió no extender los contratos de emblemáticos como Esteban Paredes, Jorge Valdivia, Julio Barroso, Matías Fernández, entre otros. Pero desde ese momento nace la necesidad de reemplazar a dos hombres que dieron soluciones por muchos años como el Tanque y el Almirante, por lo que urgía el central y el delantero.
Se daba por hecho la partida de Nicolás Blandi, con lo que se pretendía liberar su cupo de extranjero y su alto salario. Esto generó un problema, ya que el club debía definir si usaba el cupo de extranjero en un central o un delantero, por lo que idearon estrategias.
Octavio Rivero era uno de los delanteros que quería Quinteros / FOTO: Agencia Uno
Si el defensa era chileno (Galdames o Ampuero), se podría ir sin problema por Octavio Rivero, Cecilio Waterman, y Cristián Palacios. Si el zaguero era extranjero, se iría por Favio Cabral ¿El resultado? Dejaron pasar el tiempo entre reuniones de directorio y burocracia, por lo que no llegó ninguno y la mayoría terminó en clubes que tienen menos billetera que el Cacique.
Otro problema, fue la estrategia de negociación que adoptó Blanco y Negro, conversando directamente con los jugadores pero pasando por alto a los clubes cómo se vio en el caso de Jens Buss, Fabricio Formiliano y ahora Emiliano Amor, que puede ser la décima incorporación fallida.